lunes, 17 de mayo de 2021

KARMA

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Otra vez. Dolor de cabeza, mareo y ganas de vomitar. No necesito repasar qué comí anoche. Debo  enfrentarme a lo que más temo. No puedo dejarlo, ya me falta poco para el retiro y llegar al primer puesto del grupo me ha costado toda la carrera. Años de ser un mediocre segunda fila y cuando finalmente el director me convierte en el número uno a cargo de todo el conjunto en su ausencia, el terror.

Creo que todo comenzó en el entierro de mi madre. Mis compañeros haciendo por mí lo que mejor sabían, y yo sintiéndome cada vez peor. No fue cosa de ellos, si lo pienso. Esta carrera era la ilusión de ella. Creí que  me gustaba aunque estaba claro que no tenía el don; solo fuerza de voluntad, trabajo, disciplina.

Alguna vez me he declarado enfermo, pero si quiero tener un retiro pasable, tengo que aguantar un poco más. Hice toda clase de consultas. El último psiquiatra me recetó unas pastillas que me hacían temblar las manos. Tuve que dejarlas. A veces mis amigos me han visto palidecer, casi desmayarme, taparme los oídos. Respuesta: «problemas en  el centro del equilibrio».

Hoy estará el director. Doble esfuerzo. Allá voy, a mi martirio.

                                                           *

El gran Director da unos golpes suaves en el atril con su batuta. Comienza el ensayo. De pronto,  interrumpe y se dirige al primer violín:

Maestro Silvestrini, ¿se siente mal?

Melafobia incurable, maestro.

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Melafobia: miedo a la música.