miércoles, 19 de enero de 2022

EN LAS COSTAS DE VIRTUALIA-FARFANTOLIA








Vuelto a los mares, siempre ansioso de aventuras, Langostino Mayonesi navega abrazado al timón de su amada Corina, seguido de cerca por el misterioso periscopio y  la gaviota que lo ronda buscando un bocado.

Costas extrañas aparecen a sus ojos. Pantallas como espejos van robando y repitiendo su imagen, hasta que desde un altavoz alguien  dice:

—¡Alto, usted se encuentra en el puerto de Virtualia-Farfantolia, identifíquese!

Langostino Mayonesi, navegante solitario.

¿Clave?

¿Que clave qué cosa? ¿Con quién hablo?

Si ha olvidado el número de clave, puede crear una nueva con veinte letras que no se repitan y treinta signos diferentes. Le aconsejamos no usar fechas de cumpleaños, vacaciones o defunciones.

Antes de atracar apoye la libreta sanitaria con la última fecha de vacunación hacia arriba.

Imposible. Se me empapó en la última tormenta y se borraron todas las fechas, pero juro que estoy tan sano como un pez.

Sin libreta sanitaria actualizada, debe alejarse del puerto inmediatamente o el batallón Jeringa atacará.

Pero, pero ¿con quién hablo?

BATALLÓN JERINGA, PRE-PA-RA-DO…   ¡DISPARE!

¡Huyamos, Corina! ¡Que nadie te dañe!

Viento en popa a toda vela inexistente, Corina huye hacia el horizonte. Por primera vez en su historia por los mares de este y otros mundos, el periscopio va delante de ella como guiando camino, pero errático y asustado: tiene una jeringa clavada.

Graznando desesperada, la gaviota se precipita a arrancar la jeringa.

¿ Se hundirá para siempre el periscopio?

Sin libreta sanitaria, podrá Langostino recalar en algún puerto?






Langostino debuta en el primer número de la revista Patoruzito, en Octubre de 1945. Su creador, el Maestro Eduardo Ferro –responsable también de hitos como Bólido, Tara Service, Pandora, Cara de Ángel, Chapaleo, Chicle Bang y muchísimos más- recibe el encargo de Dante Quinterno de realizar un personaje basado en Vito Dumas, el famoso navegante que había dado la vuelta al mundo en velero. Con esta referencia surge Langostino Mayonesi, botero del Riachuelo que con sus ahorros compra el barco “Corina” y se manda a navegar sin rumbo fijo, a buscar a la aventura, o más bien a que la aventura lo encuentre a él. Cuando los siete mares y los lugares históricos le quedan chicos, “Lango” se interna en regiones fantásticas como Desconfialia, Sincerilandia, Fubtolia, y otros países cuya principal característica se define en su nombre. Después de más de 20 años de publicación en Patoruzito, la historieta –como su personaje- sigue un rumbo errático: recala primero en “Don Gregorio”, el suplemento de historietas del diario Cronista Comercial, más tarde en La Maga, y luego de forma esporádica en Crisis, Comic Magazine y la revista dominical de La Nación. Langostino destaca rápidamente de sus contemporáneas por su parodia a las formas clásicas de la historieta de aventuras, y por el humor delirante e indefinible que se volvería sello distintivo de Ferro. El protagonista es casi una exégesis del bohemio, el poeta despreocupado que se mete en alta mar a que, sencillamente, la vida lo sorprenda. La apuesta a la ruptura se amplía a medida que evoluciona la historieta, y en sus últimos años la puesta en página se deshace de cualquier atadura formal: se elimina la división de las viñetas, pululan las onomatopeyas y los personajes que aparecen por cualquier lado, y el delirio en la trama se hace cada vez más presente. En el número especial de la revista Quevedos, publicado luego de recibir el premio homónimo, Ferro cuenta que “era una expresión genuina de mi manera de sentir el momento. Como siempre entregaba tarde, llegué a hacerla en dos horas… Miraba dónde lo había dejado, suponte que colgado de un precipicio y, si no se me ocurría nada, prolongaba la situación, le agregaba un parlamento filosófico, y si llegaba al fin de la página sin cerrar la idea, le incorporaba una nueva complicación. Y así seguía. Me divertía mucho y era un oasis para mí, donde ponía todo”. Obra quintaesencial de uno de los más grandes humoristas argentinos, Langostino está pidiendo a gritos que lo rescaten. Ya va siendo hora