sábado, 12 de abril de 2025

UN REGALO

 



                       UN REGALO

 

 

Hay amaneceres en los que uno se siente tan vacío que ni siquiera sabe si es el mundo el que se ausenta, o si es uno mismo quien se ha ido.

Todo es nada y silencio dentro y fuera. Desconcierta, porque al menos en lo que hace a mí, suelo sentirme llena de voces en lucha que van ganando batallas, nunca guerras, según pasan horas, amores y quehaceres.

Así fue esta mañana con los ojos abiertos a un cielo neblinoso, sin conciencia de espacio ni de tiempo. Mas, ¡a no preocuparse, por favor! El mundo es plenitud de  timbres, gruñidos y golpes que nos hacen saber que allí está y nosotros en él. Entonces, tan súbito como los halcones sobre las palomas, caí en el día 12 del mes de abril de un año que no parece ser el del Señor, en las urgencias de un abismo que decía «estás a tres días del 15, y de tu acertijo, ¡ni miras!»

Sin embargo en estos días había leído historias dignas de leyenda, otras llenas de gracia y humor, también las que me hicieron volver a la infancia, mundos  de fantasía y hasta de posibles realidades poniéndole calor a la ciencia. Así, mis compañeros lejos de merecer mi cobarde silencio,  merecían un regalo por pobre o mediocre que resultara a ese Tintero de Oro.

Aquí va, acaso mal empaquetado y sin moño, pero con todo el afecto y el respeto que me merecen:

                       Como la sangre que brota limpia,

                       y ya sucia vuelve al corazón de origen,

                       a todos sirve y en todos reina.

                       Desde ese origen, germina en la cabeza,

                       florece por el oído y por los ojos,

                       saldrá de tu boca y, por fin, de tus manos.

                       Tiene múltiples caras, variados colores,

                       ardides y engaños;

                       mas a solas contigo,

                       la verdad exige,

                       o  se alejará en el viento.

                       Como los gorriones,

                       está donde está el hombre.

                       Cuando se vaya el último,

                       con él también se irá.

                       Sin embargo,

                        un carbunclo en la tierra

                       y  Aldebarán en el cielo

                       desde el comienzo fue.

Seguramente a todos resultará muy sencillo y le darán respuesta inmediata. De no ser así, cosa que dudo, el 16 la pondré en el blog.

Abrazo el oficio y con él a todos.



(379 plbs.)