ASÍ EN
LA TIERRA...
Mira sus
zapatos recién abandonados. Las suelas gastadas, abiertas como bocas. Torcidos,
guardan su caminar y se arrugan donde se dobla el pie.
Bocas apenadas
y frentes arrugadas; un cuero cabelludo que amenaza mostrar el cráneo. Tanto
han andado. Dejaron huella en el polvo, recibieron pedregullos hirientes.
Está triste,
muy triste, sentado en la tierra mirando sus zapatos.
Anduvo todo
el día como tantos otros días tras los labriegos en los campos de trigo, viendo
escapar los cuervos que roban el grano mientras algunos jóvenes se abrazan entre el heno, y otros
hacen silencio al atardecer esperando el descenso de los ángeles.
Los zapatos son la manifestación de su dolor y su
derrota.
Se recuesta en la tierra. Cierra los ojos deseando que
la oscuridad lo atrape. Vuelve a abrirlos.
En un instante, el cielo ha estallado en un sinfín de
brillos, ríos de nubes que forman remolinos.
Siente una renovada certeza. Se levanta descalzo, los pies en la tierra, casi corriendo a pintar
ese cielo de estrellas, pneuma amarillo que gira viviente.
Será su ofrenda.
Luego, más tarde, bajo otro cielo irá a buscar esa
noche tendiéndose para siempre en la solitaria oscuridad de la tierra.
(201pbs.)
Es el preludio de una obra de arte. Muy bien narrado Juana. Todos las sensaciones son transmitidas a traves de la narrativa. Genial. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria. Van Gogh es uno de mis grandes amores de la pintura, pero fue difícil decidirme porque hay muchos favoritos. Un abrazo
EliminarHola, Juana, te ha quedado un relato lleno de sentimiento y sentido, narrado de forma poética, el lirismo se aprecia en cada palabra y la temática se funde, efectivamente, con los dos cuadros que nos expones. Estupenda metáfora de vida con los zapatos desgastados y el bello cuadro de La noche estrellada de Van Gogh (que personalmente me gusta mucho).
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en el microrreto del Tintero de oro.
Un abrazo. :)
Gracias a vos Merche por tu propuesta y tu trabajo. Es muy bueno volver al ruedo un año más. Un abrazo
EliminarPoético y lleno de delicadeza. Precioso, Juana. Qué bien has atrapado el alma del pintor y su tristeza. Muy sutil y muy bien contado.
ResponderEliminarGracias, Marta, siempre dispuesta a comentar. Después de estos meses sentía la neuronas rígidas, no sabía por dónde empezar. Un abrazo.
EliminarMe gustó mucho cómo has comparado los zapatos con la vida. Los zapatos como reflejo de un cuerpo cansado y luego, esa explosion celestial, como el cuadro de Van Gogh. Un relato con tintes poéticos que toca el alma. Me encantó. Enhorabuena.
ResponderEliminarAna, querida compañera, gracias por comentar. También intenté comentar el tuyo que trae reflexiones muy interesantes, pero no sé si wordpress lo publicó porque tengo mucho problema para que me acepte como invitado; pero sabes que te sigo siempre como a una de mis favoritas. Un abrazo
ResponderEliminarSi hubiera llevado botas de montaña de esas de 200 euros, no habría llevado los pies fríos y llamados y hubiera imaginado un churro de cuadro.
ResponderEliminarMe chocó que has usado la palabra "labriego", que yo también he usado pero no recuerdo haberla usado nunca.
Abrazooo, Juana , la antianónima
llagados, quería poner
ResponderEliminarGabi, ¿podés explicarme ese ..."que yo también he usado pero no recuerdo haberla usado nunca"? No termino de entender.
EliminarHola Juana, es cierto que hemos escrito sobre el mismo cuadro y tornado me parece triste pero a la vez esperanzado de una visita de las musas y de relámpago de genialidad que hizo que este cuadro existiera.Un abrazo.
ResponderEliminarAbrazo, Ainhoa!
EliminarLos zapatos quizás sean las prendas que más sinceramente hablan de sus dueños y reflejan el tránsito de la vida. Desde los reyes a los mendigos (si los tienen). Un saludo y gracias.
ResponderEliminarSí Fernando, comparto contigo esa percepción de los zapatos como manifestación de sus dueños. ¿Has visto toda la serie que les dedicó Van Gogh? Creo que él veía algo así. Un abrazo
EliminarUn reflejo muy acertado de la vida si la observamos a través de los zapatos que lleva tu protagonista , que es de lo mas dura y apenada.
ResponderEliminarUn abrazo Juana
Puri
Gracias, Puri!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarBuen GRAN comienzo, Juana, cuando “nos obligas” a mirar los zapatos a quienes te leemos. Si vemos unos zapatos abandonados en la calle, a los pies de un basurero, o donde sea, ni los miramos, salvo que alguien los dibuje y nos obligue a mirarlo “contemplarlos” como has hecho tu con tu gran comienzo. Una descripción perfecta y detallada de unos zapatos caminados, uno de los cuadros más emotivos del holandés, además de su habitación, de sus estrelladas noches, del movimiento de los trigales, de sus cuervos… en fin, que me encantado que nos pares y nos digas, ¡Ehhh atención, miren estos zapatos!
ResponderEliminarP.D. No sé si eres la misma Juana que a veces eres anóninima, o Clara Juana, o bien otra Juana, que soy despistada.
Un abrazo cariñoso si así es, y si no, otro abrazo compañera Juana Medina y muy buen trabajo. Te felicito.
Hasta donde yo sé, soy siempre la misma, pero claro que puede haber dudas de un relato a otro; y si no, preguntarle a Pessoa! Un abrazo. ( Y que conste que no soy yo, sino Van Gohg quien te ha llevado a observar los zapatos abandonados)
EliminarHola, Juana. Los zapatos gastados por la vida es una son buena metáfora del paso del tiempo del que los ha llevado puestos. Además, lo expresas con una narrativa poética gratificante, como esa ensoñación final en La noche estrellada de van Gogh. Buen relato.
ResponderEliminarGracias, Carmen!
EliminarJuana, tu relato me ha conmovido profundamente. La imagen de los zapatos abandonados, cargados de historia y desgaste, es una metáfora poderosa del tránsito humano, del cansancio y la esperanza. Me ha gustado mucho cómo transformas la tristeza en impulso creativo, en esa necesidad de pintar el cielo como ofrenda. Hay algo muy íntimo y universal en ese gesto. Gracias por recordarnos que incluso desde la derrota puede surgir belleza. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias a vos, Raquel !
ResponderEliminarHola Juana,
ResponderEliminarParece mentira como los artistas pueden sacar la esencia vital de un objeto y convertirlo de una obra de arte y que trascienda y comunique a los demás! Tu relato con palabras tan poéticas y acertadas tambien ha sabido hacerlo! Je je! Un abrazote!
Sí, Marifelita, eso es el arte y vaya si Van Gogh sabía hacerlo. Uno, apenas le llega a la suela del zapato! Je,je! Un abrazo
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