CAMINOS ADVERBIALES
Durante las guerras y después, mientras la tierra y
los seres humanos se recomponían y volvían a comenzar; cuando en el sur del mundo un ciego componía certeras
imágenes en palabras, él, en otro sendero, fijaba en imágenes reales las más
sentidas palabras.
Premiaron al ciego por sus historias imaginarias en
una remota isla del Mediterráneo. Su premio conllevaba un deber: elegir a su
sucesor y compañero de venturas.
Quien siempre añoró la imagen, lo eligió.
Tras muchas mañanas, llegó la hora.
Cuando fue a
recibir el premio, el escritor había muerto en otro de los caminos del tiempo;
pero el lugar de recepción era el mismo, y allí al momento de llegar y ver el
nombre del hotel, algo corre desde el remoto pasado hasta el presente. El
corazón se acelera. Está al borde del llanto. El ciego le ha devuelto su
historia desde la primera imagen: ese fue el lugar elegido por sus padres para
su viaje de bodas. Allí fue concebido.
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La historia es verídica. El escritor Jorge Luis Borges
(1899-1986) consideraba a Henri Cartier-Bresson (1908-2004) el mayor
reportero gráfico del siglo XX. Pero Borges, ya muy enfermo, murió antes de
poder entregarlo. Fue su viuda María Kodama quien se hizo cargo. La isla es
Sicilia. Allí, el nombre del hotel retrotrajo a Cartier- Bresson al momento de
su concepción.
Ay, esos caminos del tiempo que no los dejaron encontrarse... Una historia y un homenaje precioso, Juana.
ResponderEliminarHay cosas que cambian, pero siempre queda algo para recordar. Qué historia tan entrañable, me ha gustado mucho, además sabiendo esa parte verídica que cuentas al final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encanta la historia que has elegido: muy entrañable como dice Mila.
ResponderEliminarUn abrazo.
Borges...todo lo que hizo y hace borges es como mistico y cargado de significados, tendre que verificar quien era el reportero Cartier, me ha dado curiosidad
ResponderEliminarEs una anécdota preciosa...
ResponderEliminarNo pudieron encontrarse, pero la admiración superó las barreras del tiempo.
Muy bonito aporte.
Un fuerte abrazo!
Hola Juana. El hecho de que sea una historia real le da aun mas fuerza. Podemos conocer al detalle la obra de alguien sin llegar a conocerlo en persona, esa es la magia del arte. Una pena que ambos personajes no llegaran a encontrarse, pero sin duda Borges le dejó un gran regalo póstumo. Un abrazo.
ResponderEliminarComo dicen "En ocasiones la realidad supera la ficción", el tiempo y el destino son caprichosos, parece ser!
ResponderEliminarComo bien nos introduce la frase de cabecera, de tan excepcional novela "el tiempo circula en redondo", y no solo en los relojes, parece ser... Je, je! Un abrazote!
Claro que es una curiosa y bonita historia, no deja de ser una de amor. Un círculo que se cierra.
ResponderEliminarAbrazo
Juana, un micro circunstancial en todo el sentido de la gramática, en el que se conjugan el tiempo, el modo y el lugar.
ResponderEliminarMuy original la forma de contarnos ese evento real, donde el tiempo jugó una muy mala pasada a sus protagonistas. Un abrazo.
Bonita historia y homenaje. Saludos!
ResponderEliminarUna historia cargada de casualidades con el tiempo como protagonista.
ResponderEliminarInteresante.
Un abrazo Juana.
Puri
Wow, Juana, no conocía esa bella historia entre Borges y Cartier-Bresson, gracias por darla a conocer con tan preciosas palabras. Un abrazo!
ResponderEliminarHermoso y tierno Juana que los caminos se encuentran en ocasiones en el espacio. Bien contado. Un abrazo.
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