domingo, 9 de marzo de 2025

LA MUERTE DE LA SOMBRA

 



Apenas habían pasado dos horas desde que subí el relato al blog, y lo puse en el Correo del microrreto del mes, cuando encontré estas líneas del poeta argentino Mario Trejo (1926-2012):

Todo termina/ Todo perdura/ Y amar sin embargo.

Creí que valía la pena compartirlas. 



LA MUERTE DE LA SOMBRA

 

 

Madre, ¿me ayudas a enterrar estos dinosaurios que ni nombre tienen ya?

Parece la pintura de un impresionista. Sentada junto a la ventana dormita o acaso recuerda con una mano sosteniendo la cabeza; sin embargo al oír a su hija abre los ojos y sonríe.

La hija carga varias carpetas enormes forradas en cuero.

Están juntando tierra, ocupan muchísimo lugar y ya nadie sabe quiénes son.

Es verdad. Ni siquiera yo conocí a la mayoría, menos lo sabrán tus hijos y tus nietos. Sé quiénes fueron por las historias de mi madre. ¡Vamos, a despedirse!

Pasa la tarde entre antiguas cartulinas con fotos pegadas y algunos nombres, fechas, historias. Una mujer mayor de labios finos, apretados,  mirada severa aunque algo triste, luce un camafeo con una perla en medio de un gran cuello de encaje.

¿Y ésta?

La tía Mercedes. Dicen que no quiso casarse por cuidar a sus sobrinos, aunque su hermano volvió a casarse y siempre vivió con ellos. Lo curioso es que su pretendiente tampoco se casó e iba todas las semanas a visitarla.

¡Qué romántico! ríe la hija.

La madre la mira con ternura y dice:

Sos un río de agua cristalina.

Entre tantas, la hija reconoce a su madre muy joven junto a un muchacho.

Este no es papá. ¿Quién era?

No me acuerdo.

Fecha:1958 Rada Tilly.

Ah, mi primer novio, entonces.

¿Cómo se llamaba?

Un silencio. Un intento. Nada surge. Al cabo:

Sabés, las sombras se deshacen ahogadas en el agua.

 

(247plbs. Sin el título)