martes, 9 de enero de 2024

LA PIEDRA NEGRA

 






LA PIEDRA NEGRA

 

Apenas terminado el Gran Diluvio que desapareció un mundo, en las últimas gotas que  brillaban en el aire, rayos de luz se apresuraron a refractarse, para formar el Arco de la Alianza donde brillaran los pensamientos y sentimientos de los hombres transformados por los dioses en los colores del mundo.

Hubo  sin embargo un rayo que se desvió hacia una piedra negra brillante de humedad, y atrapado en ella quedó.

Variaron los marrones de la tierra y los grises de los guijarros donde se alojaron plantas, arbustos, árboles teñidos de todos los verdes de serenidad que buscaron y amaron pájaros y animales.

Crecieron los amarillos, rojos y naranjas que nacían de las alegrías y las fuerzas apasionadas. El azul se oscureció en el cielo para dejar ver las estrellas  y la luna; y se suavizó a la luz del sol para reflejarse en los mares.

Entre tanto, la piedra negra crecía como si quisiera hacerse árbol. Cada vez que las nubes del miedo, la duda, el odio, la desesperación, la pena, los crímenes o la venganza se apoderaban de la cabeza y el corazón de los hombres, la piedra crecía, crecía.

El mundo la contemplaba con temor reverencial sin saber qué hacer con ella. Sin entenderla, sin  conmoverse.

Pero una vez, en el momento exacto en el que la noche se aparta,  la piedra se abrió rugiendo su dolor. De ella escapó un prístino rayo de luz creando para siempre la blancura del alba.

 

(249plbs. con el título)