sábado, 14 de diciembre de 2024

EL GRAN BONETE

 

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EL GRAN BONETE

Esa mañana, la revive como si fuera hoy, al entrar al despacho del Director del diario local con el café y las habituales medialunas, lo encontró mirando las noticias del día por  televisión. Le hizo un gesto de no hablar y otro de sentarse junto a él. En la pantalla se leía: ÚLTIMA NOTICIA, en tanto el periodista de turno recitaba:

—“Parece que  al Gran Bonete se le han perdido unos millones y no sabe quién los tiene. Desde ya, no nos corresponde adelantarnos a las investigaciones propias de la justicia pero… (aquí  cambia el tono de voz hacia un registro más suave casi cómplice con el oyente) teniendo Mengueche tantas causas abiertas por posible corrupción, no sería de extrañar que…Bueno, habrá que esperar la palabra de la justicia.”

El Director suspira molesto, bebe un sorbo de café, apaga el televisor y enciende la radio.

“Ante  acusaciones infundadas rayanas en la maledicencia contra Mengueche, RADIO LA CONTRA  ha querido  escuchar su versión de los hechos. Esto dice:

¿Yo, señor? No, señor.

Pues, ¿quién los podrá tener?

¿Por qué no investigan al ministro Fulano y al subsecretario Perengano tan cercanos al Gran Bonete. Habría que preguntarse por esas vacaciones en  dudosos paraísos o por los aviones que viajan a islas no tan vírgenes por motivos desconocidos para la población.

(Ahora es el locutor quien cambia el tono de voz sin abandonar su creciente indignación): Tal vez sería bueno recordar a la audiencia los negociados en el tráfico de armas descubiertos hace unos años donde no sólo Fulano y Perengano estaban muy comprometidos sino que cuando Zutano fue a contárselo a Magoya todo quedó en la nada”.

Dos minutos después en la red social X, Fulano se indigna con las calumnias que Radio La Contra desparrama. Sus viajes se deben a encuentros programados con expertos de las finanzas de todo el mundo, en pro del desarrollo económico del país. En cuanto a las denuncias del pasado, recuerda a la población que fue sobreseído por falta de pruebas.

El Director sacude la cabeza y sonríe entre el asco y el cansancio.

No sé si vamos a tener pan y circo, pero circo, seguro.

                                                       *

Sí, fue ese el momento en el que dejó de ser el che-pibe del diario local para empezar su camino de investigador-espía. El Director habló mucho. Él preguntó lo necesario. Viajaría a la Capital pagado por el Director mismo. Debía buscar documentos, oír conversaciones, espiar dormitorios, amigarse-pero-no tanto con algunos colegas, aprender a diferenciar pistas falsas que tratarían de desviarlo de su objetivo, de las verdaderas que vendrían envueltas en conversaciones casuales o en alguna palabra escrita en la pared de un baño público. No podía confiar totalmente en nadie, ni en Marisa, secretaria del Director, muy propensa a dejarse llevar por el “yo sé cosas que la gente no sabe”. Luego, volvería con todas las pruebas y se las entregaría a su jefe. En una palabra, debía aprender la soledad y el silencio. Pero eso era su raza, el problema era aprender a mentir.

Cuídate del Poder, corrompe por proximidad, fue lo último que oyó mientras subía al tren.

Hizo cuanto se le pidió y más. Para no confundirse en la maraña de hechos y personajes, fue dibujando un esquema con un código  que llevaría mucho traducir: Fulano, tráfico de armas; Perengano lavado de dinero en países remotos; Mengano tráfico de órganos y de niños; Zutano tráfico de drogas y pedofilia; Mengueche negocios inmobiliarios en sociedad con comunidades religiosas; ni siquiera Magoya quedó del todo limpio, se dudaba del oportuno silencio de la Justicia bajo el manto del obligado silencio de investigación.

Así, dado que el dinero se inventó para equiparar intercambios de bienes y males, un buen día se encontró con una suerte de araña de patas largas o de caminos que confluían en una sola circunvalación. ¿Quién? (Ya lo habrás adivinado querido lector…) ¡El Gran Bonete!

Pero, para cuando volvió a su pueblo el Director había muerto.

Guardó grabaciones y documentos que eran pruebas irrefutables, también algunas fotos y noticias públicas aunque éstas estaban en todos los medios, pero in memoriam del Director se permitía sonreír irónico ante imágenes de índices en alto reclamando castigo a los culpables que no fueran ellos, amenazando con llegar hasta las últimas consecuencias, asegurando que llevarían al país a ser moralmente impoluto. Pensó en escribir un libro con todo eso, pero si quería sobrevivir, debía dejar pasar el tiempo hasta que las aguas se aquietaran. Se convirtieron en objetos  amontonados en un ático polvoriento.

Un año de elecciones, cuando los políticos florecen como la primavera, alguien lo llamó:

¿Te acordás de mí, che? Juntos destapamos ollas del Gran Bonete, Sé que tenés muchas pruebas contra él, y Mengueche necesita ser revindicado para  arreglar el lío que deja éste. Si publicaras lo que sabés del Gran Bonete, le harías un gran favor y Mengueche sabe agradecer a sus amigos. ¿Qué te parece la idea?

No es para mí. Sobran pruebas contra el Gran Bonete pero también contra Mengueche, Fulano, Mengano, Zutano, Perengano y otros, lo sabés bien. Y no sólo puedo mostrarlas yo. Si has venido a buscarme es porque vos y tantos otros saben tanto como yo, pero no quieren exponerse. Además sería recalentar cadáveres para seguir con el juego de siempre, cuando el registro histórico debería servir para avanzar, no para alimento de ratas de biblioteca.

Mirá que esos pensamientos son pura teoría y pueden volverse en tu contra. ¿No te preocupa que se diga que defendés a Bonete o que alguno de los nombrados se enoje contigo y tengas consecuencias?

De pronto, la voz del viejo Director resonó en su cabeza: «cuidado con el Poder, corrompe por proximidad». Fue suficiente.

 Quemó todo.

 

(955plbs)