Cielo plomizo, nubes a la altura de los ojos, necesidad de dormir al tiempo que la angustia no permite ni un segundo de
descanso.
Como un rayo vuelve a la mente la palabra “preeclamsia”.
Hace ya tantos años de eso. Su mujer en una camilla que corre como un relámpago
a la sala de cirugía. Por entonces él fumaba. Y fumó como todos, para calmar
los nervios que se tensaron más, para tener las manos ocupadas que no dejaron de
temblar, para todo lo que se mentía con
el cigarrillo. Ahora piensa con qué mentirse. Algunos de sus amigos se embotan
con alcohol. Tampoco sirve. Quiere estar despierto, despierto y desesperado.
Claro, está el celular, sí, todos en el aeropuerto lo tienen encendido, también
él, pero aunque intenta distraerse con algún juego, lo deja inmediatamente.
Necesita noticias.
El aeropuerto
ruge en sordina como los truenos lejanos. Casi se alegra de
estar solo. Los que esperan en compañía
se alimentan mutuamente la angustia y el temor.
«¿Se sabe algo más? ¿Hubo otro aviso? Por radio dicen
que cayó un avión que venía de la cordillera…»
Tiene ganas de
gritar « ¡Cállense!» Piensa que sería mejor el silencio, pero siente que todo
eso también está dentro de él; su hija, su chiquita, ¿dónde, cómo está? No puede hacerse la última pregunta: «¿Volveré a
verla?»
Por el altoparlante suena su nombre llamándolo a”
Informes”. Corre como si se le escaparan y, ¡allí esta su niña!
Se abrazan llorando. Salen mientras ella dice:
—Perdí
el avión, pero no pude avisarte. Vine en ómnibus y en auto hasta aquí, porque sabía que estabas
esperando.
Llega un viento que lo barre todo. Asoma un rayo de
luz. Entonces, sonríe.
Qué terribles y angustiosos momentos de incertidumbre!!! Es de los hechos en que la felicidad es máxima al comprobar que alguno de nuestros seres queridos está a salvo. Por algún motivo tuvo que perder el avión...la sonrisa es de lo más placentera.
ResponderEliminarUn gran micro.
Abrazos.
Gracias Marina. Sí, los momentos de máxima tensión y temor nos dan la dimensión de lo que nos importa el otro, de nuestro amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Un relato que contagia la tensión y la angustia del protagonista. Muy bien contado, Juana.
ResponderEliminarMuy buen micro, Juana. La tensión y la angustia de tu personaje se transmiten al lector de forma efectiva y lo mantienen en vilo hasta el final. Me temía lo peor y, solo cuando he podido comprobar que el desenlace no era trágico, he dejado escapar el aire que andaba conteniendo en los pulmones. Reto más que superado :))
ResponderEliminar¡Un saludo!
Juana has escrito un micro que se vive la tensión y la angustia. todo el relato nos lleva a una catástrofe. solo en el último momento se sabe que su hija se ha salvado, perdió el tren. Nos deja un alivio con esa sonrisa. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenas noches Juana, me alegra un montón "verte" de nuevo.
ResponderEliminarLo primero, tuve que mirar la palabra preeclamsia para entender la complicación del embarazo de la madre y su connotación en el relato.
Es un escrito inquietante y muy rápido (frases cortas y medianamente cortas), también contribuye a la velocidad las palabras “relámpago y rayo”.
Utilizas cielos plomizos y nubes bajas para acrecentar el clima de angustia.
Y al final la luz, el viento que barre angustias, sombras y temores.
¡Buenos recursos Juana! ¡Me los apunto, compañera!
la magia de las palabras prendidas a tus letras
ResponderEliminarSaludos Juana, una narración expectante. Muy buen relato. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarCuando uno ha sufrido una pérdida, teme por todo y por todos. En su estado anímico no soportaría una pérdida más, y mucho menos la de un hijo.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato tan tenso y angustioso. Menos mal que el final ha sido feliz.
Un abrazo.
Hola Juana
ResponderEliminarSe masca la tensión en un ambiente bien preparado. Cuatro pinceladas para ponernos en situación. La bomba y el desenlace feliz casi a la vez. Muy bueno.
Enhorabuena y Saludos
Hola, Juana.
ResponderEliminarTu relato transmite tensión, malestar y temor, uno cree, visualiza, un terrible final, por eso al llegar al desenlace una respira tranquila y esa sonrisa se percibe en calma.
Muy bueno, enhorabuena.
Un abrazo.
También me ha ocurrido como a isabel, que he tenido que buscar en el diccionario la palabra "preeclamsia", gracias por el aprendizaje.
ResponderEliminarCoincido con otr@s compañeros en la efectividad de la elección de frases más bien cortas y vocablos adecuados para transmitir al lector esa situación límite con un giro final en su desenlace feliz.
Te felicito y agradezco tu atento comentario en mi blog.
Un saludo.
Después de la angustia el alivio de ver a salvo a quien más ama después ¿De perder? a su mujer.
ResponderEliminarcuando sobrevienen los problemas y tras su resolución, valoramos en mayor medida lo que tenemos sin apreciarlo en su justa medida.
Un saludo y bienvenida, Juana
Muy bien logrado el clima de tensión y miedo que da la incertidumbre de la espera. Como dice Estrella, las frases cortas están bien utilizadas para obtener ese efecto. Me gustó, Juana.
ResponderEliminarSaludos.
Una tensión palpable durante todo el relato, incluso cuando no se sabe aún el motivo de su desespero. Muy buena narración has conseguido que, aunque la frase final podría dar una pista del desenlace, ha pasado desapercibida.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Un abrazo.
que bonito que escribes
ResponderEliminarun abrazo desde lo lejos
Hola Recomenzar:
ResponderEliminarNo te identifico con ninguno de mis compañeros de este u otro taller. No sé quién eres, pero te agradezco mucho tus alentadores comentarios
Muy buenas,
ResponderEliminarBonito micro en el que haces al lector participe de esa angustia desesperante que, finalmente, y por suerte para el protagonista, tiene un final feliz. Sin duda, esa inversión de la que haces participe tan profundamente al que te lee es lo que me hace considerar tu relato como uno de muy buena calidad. Felicidades.
Hola Juana, un micro que atrapa la atención y cuenta dos historias de espera, ya que nos describes esa angustia que provoca la incertidumbre de lo que se puede esperar, lo cual revive una vieja y angustiosa espera, que tuvo un final feliz a medias, pues aunque perdió la esposa, al menos la hija se salvó. En esta ocasión la espera si tiene un feliz término para el protagonista.
ResponderEliminarRecientemente me enteré de un caso cercano de preeclamsia, donde ambos murieron (madre e hijo). Fue muy lamentable el caso.
Excelente compás narrativo y descriptivo usas en esa angustiosa espera.
Lo mejor de este reto es esa sonrisa al final, casi siempre de triunfo.
Felices días Juana.
Desde luego que has conseguido que, como lector, acompañara esa tensa espera, angustiosa, como es que te confirmen si tu hija está viva o no. Has mostrado magníficamente a ese padre, con sus gestos, con esos cigarrillos, con esos pensamientos que se arremolinan de inicio... Desde luego, pocas sonrisas pueden ser tan sinceras y sentidas como la que dibujó este padre al final del relato al ver a su hija. Muy bien narrado. Un abrazo, Juana!
ResponderEliminarComo lector me incorporo a la espera tensa,perfectamente desarrollada aunque no necesite la información de la enfermedad y los detalles de viejos recuerdos. Queda claro, que es una opinión (despreciable por tanto :-))y que el trabajo autoral, es lo que cuenta y que en este caso es muy bueno. Gracias, colega
ResponderEliminarHola, cuanta angustia, y pese a la pena de los demás, la alegría que se siente al ver que los tuyos están bien. Me he acordado de algún caso de estos que salieron por los telediarios. Perfecto. Saludos.
ResponderEliminarMuy tierno tu micro, minutos angustiosos sin duda.
ResponderEliminarUn saludo Juana.
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