Alrededor de
mil años después de la archiconocida competencia entre la Liebre y la Tortuga,
dos ejemplares de ambas especies se encontraron nuevamente en la pradera bajo
un volcán.
Las dos
masticaban hojas de su preferencia. La tortuga protegiéndose de la excesiva luz
bajo un arbusto; la liebre buscando las hierbas más tiernas para su alimento. Hacía
buen tiempo y ninguna sufría dolores o
preocupaciones. Cierta dosis de aburrimiento sobrepasaba los límites de
herencia y costumbres, y se filtraba en esa felicidad. Fue la Liebre, siempre
dispuesta al movimiento, quien soltó la propuesta:
—
¿Y si volviéramos a intentar la carrera de nuestras
abuelas? Me gustaría restablecer el honor de las Liebres. Después de todo ya no
somos las mismas.
—
Por mí, no hay
inconveniente. Pero no creas que somos tan distintas de nuestra especie. Yo
tengo los antecedentes por todos
conocidos y la sabiduría de la edad que me ayudan.
—
¡Ja! Quizás
mis patas sean más rápidas que las de mi abuela, soy joven y traigo cambios y
velocidad, ¡sabihonda! —gritó la Liebre.
—
La tierra es la
que cambia, nosotras nos adaptamos —murmuró
la tortuga echándose a andar.
La liebre seguía comiendo hierba gozando
del sol, algo sobradora, segura de su glorioso futuro. Las dos actuaban de
acuerdo a sus instintos.
De pronto, ambas sintieron un temblor.
Continuará.
Buena reinterpretación de la fábula que dejas en un punto crítico. Me ha gustado mucho, Juana.
ResponderEliminarUn punto de partida original, Juana. Ahora esperamos con interés el resultado de la sacudida.
ResponderEliminarBuena idea para afrontar el reto, pero de todos modos quedamos en ascuas, no supimos quien va a ganar, yo pongo mis esperanzas en las liebres, porque al menos son mamiferos.
ResponderEliminarHola, Juana. Me ha parecido original actualizar la fábula que, si estamos ante resultado distinto, habrá que renovar la moraleja. A ver cómo te las apañas. Me ha gustado la idea. Por cierto. no podía conectar con este blog con los datos que aparecen en el Tintero, así que he recurrido a otro método. No sé si habrá que revisar el enlace.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Isan, ¿era Jim Thompson el de "las cosas nunca son lo que parecen"? No te dejes engañar por el título. Que el temblor sea del volcán es s Un abrazoolo uno de los caminos hacia el final, pero hay tantos... Ej: Grupos de cazadores y perros cazando liebres, niños de vacaciones decididos a llevarse la tortuga, águilas hambrientas, etc etc.
EliminarPropuesta interesante, con un título que anuncia el final como nueva variable a una moraleja invariable como todas las moralejas. Un acierto, sin duda. Lo que me descoloca es la referencia a Lovecraft. ¿Posible despiste de corrector automático, cambiando Lowry ? De cualquier modo, es una opción tuya como autora, y esa es la que cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo y haya salud
Hay que reconocer tu delicadeza. No fue el corrector automático. Sí un despiste personal que me hace temer el alzheimer. No sé si para corregirlo no tendré que darle nueva entrada al Tintero porque el error está en el título. Mil gracias. Un abrazo
EliminarCreo que en esta ocasión la sabiduría de la tortuga de poco le tiene que servir, mientras que la agilidad de la liebre es un punto a su favor. Pero como no todo sale siemrpe como uno se lo espera..., je,je.
ResponderEliminarUna buena fábula renovada. A fin de cuentas has pasado mil años, ja,ja,ja.
Un abrazo.
¡Hola, Juana!
ResponderEliminarMe parece una ingeniosa adaptación de la fábula de Esopo, pero que tal vez, como ya insinúa muy atinadamente Isan, seguro que tendrá una nueva moraleja de acuerdo a la evolución de las especies y su instinto de supervivencia.
¡Ah! También me ha descolocado la referencia que haces a Lovecraft, ya nos explicarás qué objeto tiene.
Un abrazo.
¡Hola Juana! De nuevo por tintero.
ResponderEliminarA este este micro tuyo le has dado un giro de vuelta a la fábula del la tortuga y la liebre adaptándola a los nuevos tiempo. ¿Qué pasará…?
Me encantó el guiño del título.
Un cariñoso abrazo, Juana
Al parecer fue un despiste la referencia a Lovecraft, ya ves, y yo pensando en su galería de monstruos infernales de fuego y lava, ya ves.
ResponderEliminar¡Hola, Juana! Bueno, enlace y título solucionado en el blog. Desde luego que no me esperaba encontrar fábulas en este reto. En tu micro has conseguido aprovechar el conocimiento del lector sobre la misma para generar un suspense sobre sí el destino de esa carrera será el mismo. Y además ese continuará ante ese temblor que dado el título nos lleva a imaginar una erupción que dote a la historia de una nueva dimensión. ¿Necesitará ahora la tortuga de la velocidad de la liebre? ¡Intrigados quedamos a la espera de la continuación si esta llega a escribirse! Estupendo micro. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola, Juana. Me gustaría conocer la continuación. Seguramente, como han apuntado más arriba, esta fábula se trae una nueva moraleja.
ResponderEliminarUn abrazo
Quién sabe si volverás por aquí! De todos modos lo intento: por cuestiones que desconozco porque soy muy ignorante en la materia, no puedo dejar comentarios en tu blog. No me los acepta. Que quede claro que tu micro me parece excelente. Un abrazo
EliminarMe sentí nena de nuevo ! buena entrada!!!
ResponderEliminarCreo que la carrera tendrá dificultades para celebrarse a causa de los cambios de la tierra que ase despereza de su letargo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Madre mía, nos dejas con la miel en los labios, y yo que volvía a apostar por la tortuga, ja, ja. Aunque ese no final me gusta más. ¿Qué pasará?
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Juana! Me ha gustado mucho tu versión actualizada de la famosa fábula de la liebre y la Tortuga. Cuando se intuía un desenlace similar al de la carrera de mil años atrás, ese temblor nos hace vislumbrar un final muy distinto...Un abrazo.
ResponderEliminarMe ha gustado tu planteamiento. No sé si pondrás el desenlace, pero apuesto por que al final la historia se repite.
ResponderEliminarUn abrazo.
El planteamiento tipo fábula genera un interés añadido al reto que solucionas con una buena dosis de expectación. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUna buena manera de resaltar la forma en que eternizamos las cosas, decimos y aseguramos que "la costumbre hace ley", sin darle crédito al cambio, que de improviso puede derrumbar montañas.
ResponderEliminarAunque siempre ha sido una carrera aparentemente ilógica, y la liebre sale ganando en rapidez, la tortuga le gana en proporción al disfrute, pues la liebre solo mira la meta, un punto fijo, y la tortuga se pasea encantada con cada paso, es una fábula preciosa y muy reflexiva. Esopo supo escribir entre líneas, eso de que la liebre se quedara dormida tiene su trasfondo.
En tu micro habrá que ver que se esconde bajo las patas la liebre o la tortuga bajo el carapacho, pues los tiempos cambian rápido y ahora todo se vale, y se crea artificialmente...
Un continuara que nos deja a la expectativa.
Hola, Juana
ResponderEliminarMe ha encantado la forma que has montado esa fábula, es de lo más original. Entre la sabiduría y la agilidad quién podrá sobrevivir ante ese temblor?
Saluditos
Qué buena idea la de retomar esta fábula clásica y darle una continuación. Me has sacado una sonrisa al imaginar a la liebre comiendo mientras la tortuga comenzaba a andar. Un abrazo.
ResponderEliminarCreía que había leído todos los relatos, pero al parecer alguno se me coló sin comentar,... me ha gustado esa adaptación de la fábula, especialmente porque has atribuido a la tortuga el conocimiento sobre la evolución natural,... ahora nos queda esperar la resolución del enigma...
ResponderEliminarUna pareja la mar de original y totalmente dispar, ahora a saber que pasa en con estas dos en su reto por ver quien es la más rápida.
ResponderEliminarEsperamos por esa continuación ....
Un abrazo Juana.
Puri
La fábula llevada al cine catastrófico que tanto abunda en la actualidad. Una revisión del cuento de la liebre y la tortuga muy bien llevado, Juana, con ese continuará que nos promete un relato sorprendente.
ResponderEliminarUn saludo enorme.