Queridos compañeros de El Tintero de Oro,
Anoche, preocupada más por los seres humanos
destructores de su planeta que por los posibles extraterrestres, pregunté a
Italo Calvino si me permitía usar el nombre del personaje –relator de Las
Cosmicómicas para mi historia de Octubre.
Me miró como me mira siempre desde la fotografía con
su sonrisa amable y algo irónica. Lo interpreté como un sí. Soy absolutamente
consciente de que la distancia entre mi modesto Qfwfq y el original sólo puede
medirse en años luz.
LA MUJER DE CENIZA
Ana Sofía, ASH para sus compañeros de trabajo, se
desespera con la mirada que va del ordenador a la ventana con vista al mar.
Aunque es tarde ya, sigue insistiendo en el intento de modificar las
coordenadas que señalan el camino cósmico a la Tierra. Tampoco sus compañeros
parecen estar logrando nada. Desde la primera señal de peligro, buscan una
forma de hacer un riel alternativo que aleje esas naves de la Tierra. Pero el
cosmos no es un ferrocarril.
El mar sigue subiendo y su color cambia a un verde
peligroso que amenaza rayos y relámpagos.
Recuerda bien la alegría de aquel mediodía en el Instituto
de Investigaciones Estelares cuando tras mucho tiempo de oír ondas que provenían
de los movimientos de las estrellas, oyeron voces. ¡Voces! Y para más,
comprensibles. Era el mensaje grabado en varios idiomas que se había enviado
desde la Tierra al cosmos. Alguien estaba diciendo «lo hemos recibido», y tal
vez «estamos buscándolos».
Nunca pensaron en quiénes eran los que lo habían
recibido, ni por qué nos buscaban; menos aún si eran los únicos, o si solo eran
los únicos en responder. Nunca pensaron que así como la luz crea sombras
alrededor, las ondas sonoras traen silencios indescifrables. No, nunca, nunca pensaron. Se
dejaron arrastrar por las olas mansas de la alegría, esas que ya no están.
Surge la terrible pregunta: ¿Y si fuera el fin de la Tierra? No ya de los seres
vivos: de esa hierba que alguna vez arrancó; de la caricia de una mascota o de tratar
de preservar una especie en extinción; ni de volver a ver nadar a los delfines,
u oír el escándalo de los gorriones al amanecer; no más seres humanos amando,
trabajando, peleando, pensando, creando. Nunca más la risa de un niño. No, el
terror que la alcanza va más allá de su muerte. Milenios de milenios de
evolución, todas las lenguas, todo el dolor y el sufrimiento humano, Beethoven,
Virgilio, Van Gogh, y tantos otros aniquilados en minutos. Un hueco en el
universo, el sistema solar rengo, corrigiendo elípticas, distribuyendo luz,
oscuridad, calor, frío, agua y fuego con otro ritmo y distancia a todos los
otros planetas. Todo para nada. Ah, es demasiado.
«Ver las estrellas una vez más», se dice. Pero al
levantar sus ojos llorosos, descubre a su lado una forma luminosa. Trata de
tocarla. Es insubstancial. Sin embargo, la forma es humanoide. En su cabeza
resuena una risita irónica. Habla:
—Soy
Qfwfq, ¿no me recuerdas? Nos conocimos cuando todos vivíamos en un punto antes
del Big Bang. Esa explosión nos disparó como perdigones por el espacio y
terminamos en distintas galaxias. Pero
también es cierto que después de la muerte las vamos recorriendo una por una
otorgando lo aprendido y tomando de los otros lo que debemos aprender. Ustedes
se aterran de los extraterrestres pero viven rodeados de ellos. También los
terrícolas hacen ese viaje, solo que no están tan evolucionados y suelen
dormirse después de la muerte.
—Pero los que vienen…
—Déjame hablar. Nos quedan apenas quinientas palabras
de las novecientas que nos regaló David. Lleva millones de años poder contarlo
todo. Los que vienen son de un planeta muy agresivo, parecido al de ustedes
pero con tecnología mucho más desarrollada. Querrías que Tierra no fuera
destruida por completo, ¿verdad? Porque me has visto por fin, después de muchas
veces de cruzarnos aquí o donde vivo, porque me oyes y me entiendes, eres una
entre los pocos que pueden hacer algo. Eso sí, no verás el resultado hasta que
vuelvas, dentro de milenios. ¿Aceptas?
Basta un tímido «sí», y ya están a la entrada de una cueva bajo el lecho
de un río.
—Cuando oigas llegar las naves, grita con todo tu
corazón tu palabra de fuego.
—¿Cuál?
— La que salga será. Ahora debo seguir. Hasta el próximo cosmos, ¡buena suerte! Ah, sigues tan bella como entonces.
***
INCREÍBLE DESCUBRIMIENTO
BAJO EL LECHO DE UN RÍO SECO.
Un grupo de destacados antropólogos excava a la
entrada de una cueva bajo el lecho del río seco en la localidad de R¨jhin y
halla el cadáver de una mujer cubierto de ceniza y algo parecido al plomo. Se
trataría de un ejemplar del “homo
sapiens” desaparecido tras la primera guerra interestelar hace unos ocho
millones de años.
( En la más romántica de las lunas de otro planeta a
miles de años luz se oye una risita complacida:
—Te lo dije,Ash! Dame un beso.
—Claro, mi Qfwfq. ¿Crees que volveremos a vivir todos
juntos en un punto alguna vez?
—Espero que no. Demasiado promiscuo. Soy celoso.)
Gracias, Juana, por participar con este relato en el Homenaje a Wells y La guerra de los mundos. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarPD. Ostras, ¡nunca había sido mentado en un relato!, ja, ja, ja...
Te mereces eso y más. Un abrazo
EliminarHola, Juana. Buena visión de continuidad a la existencia, en este o cualquier otro mundo, nos das. Una teoría que bien podría ser respuesta a la pregunta del millón de años luz y seguro que mucho más que el Universo tiene de historia. Has hecho un epilogo que refuerza el micro dando coherencia al y continuidad al negro final de la protagonista. Buen aporte para el reto y también para tener una visión más amplia de todo. Saludos y suerte 👽🖖🏼
ResponderEliminarJM Vanjav, muchas gracias por leer y comentar. Sí, muchas veces pienso en la continuidad de existencia de mundos y en que en verdad todo cambia, pero no puede ser todo para nada.
EliminarGracias por leerme
Un abrazo
Fascinante. Un relato que nos lleva hacia adelante y hacia atras en el tiempo, que contiene varias ideas misticas y sci-fi al mismo tiempo. Que rompio la cuarta pared y es conciente de la existencia del concurso. Te haz divertido escribiendo y eso es lo importante.
ResponderEliminarNos haz puesto a viajar tanto en espacio como en tiempo y al interior de nosotros mismos.
Es la tercera vez que intento responderte, no me ha pasado con otros. En todo caso cuando vaya por tu relato, te contestaré allí.
EliminarUn abrazo
Original e imaginativo, Juana. Me ha gustado tu historia y el epílogo me parece fantástico. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Ando en deuda con la lectura alas historias de mis compañeros, pero prometo llegar.
EliminarUn cariñoso abrazo
Un relato interesante, Juana.
ResponderEliminarMe ha conmovido y gustado especialmente la composición y el modo la serie de frases que derrochan nostalgia por la desaparición de los aspectos positivos de la tierra Beethoven, Virgilio, Van Gogh..., también por el dolor y el sufrimiento.
Un abrazo, amiga Juana.
Me gusta la idea de que la inteligencia se desarrolló mucho antes de lo que pensamos y que el Big Bang lo que hizo fue dispararla por todo el universo galáctico, je, je.
ResponderEliminarUn relato muy original y con un final romántico totalmente inesperado.
Un saludo.
Somos seres que vamos recorriendo mundos después de nuestro fin. Nos volveremos a encontrar tarde o temprano con aquellos con los que coincidimos alguna vez. Les diremos en lugar de :"Nos vemos en los bares" eso de "Nos vemos en el otro mundo"
ResponderEliminarMuy original, y relatado a un ritmo que engancha.
Abrazo, Juana. Y muy bien el detalle de nombrar a nuestro mentor.
Muchas gracias, Francisco. Qué bueno que te haya gustado.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Hola, Juana. Muy entretenido e imaginativo relato que desarrollas a lo largo del tiempo y el espacio. Me ha parecido muy creativo que añadieras al final ese matiz (arqueología y antropología) que le da un cariz de verosimilitud muy grande. Darle esas pinceladas de misticismo le da mucha calidez al relato.
ResponderEliminarBuen relato, me ha gustado.
Un abrazo.
Gracias, Carles.
EliminarRetribuyo el abrazo.
Hago un segundo comentario después de leer de nuevo tu relato. Un trabajo que tiene una doble y hasta cuarto dimensión, que juega con el tiempo, las experiencias, las cicatrices mortales que hemos infligido al planeta. Ahí está la huella, enterrada en cenizas, contando lo que ocurrió en aquella era.
ResponderEliminarUna historia complicada que has sabido aprovechar muy bien en 900 palabras.
Ahora sí que me despido, Juana. Hasta pronto.
Un relato con un punto de vista muy original, Juana. Además lo cuentas bien, se lee con agrado y deja un poso de romanticismo esperanzador muy apacible. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Juana. Planteas un relato en el que el tiempo es un suspiro, abarcas desde el big bang a una realidad alejada de nosotros varios millones de años. Más de una vez me he preguntado, como tú, si el haber enviado nuestra localización en la Voyager ha sido una irresponsable temeridad. A tenor de tu relato si lo parece, pues nos hemos convertido en el blanco de otras especies no precisamente amistosas. Al final un "angel de la guarda" acude para salvarnos de los invasores y de nuestra propia irresponsabilidad. Buen relato, mucha suerte.
ResponderEliminarHola, Juana. Me gustó mucho el relato. No solo planteas hipótesis interesantes como que estábamos todos juntos antes del big bang o que las vidas se continúan, también nos relatas la historia con una intensidad que se contagia. El final romántico es la frutilla del postre. Un abrazo
ResponderEliminarHola Juana, muy buen relato donde nos haces imaginar en el mundo sin el arte, sin el amor. Me parece muy original cómo planteas todo, como dentro de ese orden imaginado por tí hay un continuum desde el bing bang. Muy interesante en verdad. Saludos.
ResponderEliminarQue sería de nosotros si fuéramos invadidos... Genial. Suerte. Saludos
ResponderEliminarMe encantó tu relato, no me esperaba el final romántico ni mucho menos esa ruptura de la cuarta pared. Estuvo muy bien lograda.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un saludo.
Hola, Juana: Me encantó tu relato. El contraste entre la angustia de os presagios y el bienestar que provoca la confianza; aun en situaciones que nos ponen frente a retos muy grandes y sin retorno. Es bello descubrir que el amor es la respuesta a estas crisis de incertidumbre y miedo.
ResponderEliminarHola, Juana.
ResponderEliminarLa verdad es que si la vida sufre un ciclo, ¿por qué ese ciclo no va a estar ligado con todo el cosmos? Muy buen relato, con reflexión incluida sobre el devenir de las cosas y sobre todo lo que va y tiene que volver.
Me gustó mucho.
Un abrazo.
¡Hola, Juana! Tu relato me ha parecido muy original en general. También destaco el enorme calado del tema tratado en el mismo, en lo concerniente al hecho de que todo lo que compone el Cosmos está íntimamente vinculado. El giro final es sensacional. ¡Felicidades y un abrazo!
ResponderEliminarGracias,Beri! Me había vuelto loca tratando de entrar.
ResponderEliminarEn cuanto pueda entrar a leerte, te lo comentaré.
Un abrazo
Hola, Juana. Excelente y redondo tu relato. Una historia preciosa y la narración me ha encantado. Toda la parte central del relato es magnífica por lo bien escrita que está y el final es una delicia. Un saludo y mucha suerte.
ResponderEliminarHola, Juana. La inteligencia existía antes del Big Bang y fue "disparada" hacia todos los puntos de la nada. Un idea de lo más original. Espero que sea recompensada.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte.
Hola, Juana! Felicidades por tu relato. Me parece muy interesante esa ruptura de espacio y tiempo y los puntos de encuentros que dejas en el aire para un futuro esperanzador. Suerte y saludos!
ResponderEliminarHola Juana!! Muy buen relato...mundos paralelos...dimensiones cuánticas...y todo es circular. Muy buena estructura y nucleo narrativo. Éxito en el concurso. Un cálido saludo.
ResponderEliminarGran relato, y que esperemos tenga algo de verdad porque al ser la inteligencia algo existente, esta pueda ser nuestra salvación y no nos vayan hacer polvo cósmico los extraterrestres. Buen relato. Juana. Saludo desde Venezuela
ResponderEliminarHola, Juana. Una versión rompedora y original de la existencia de la vida. La vida eterna. Somos dioses que nos descompusimos y el destino es juntarnos. Todo muy poético lejos de na narración catastrofista. También en esto has sido original. Quizá Italo Calvino fue tu fuente de inspiración, o no, pero ha sido un relato estupendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué original mirada! El Bing Bang... me gusta tu explicación, rompedora. Partir de una unidad para intentar volver a ellla. Me ha encantado el final, siempre habrá lugares mágicos en los que perderse.
ResponderEliminarSaludos
Hola Juana,
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la sutileza con la que has narrado el relato y la alegría con la que el tiempo es protagonista. Has creado una propuesta con cierto aire nostálgico incluso romántico de nuestra propia existencia y te ha quedado redondo. La expresión "el cosmos no es un ferrocarril" en mi opinión, está muy bien lograda. Enhorabuena y suerte
Hola Juana un relato comprimido, lleno de información a preguntas ancestrales, y tan claro y contundente a la vez me ha encantado leerlo, desde la idea de una comunidad de seres compartiendo la singularidad que dio origen al big bang a ese reencuentro final, es genial, y muy original. Un gran abrazo, y suerte en el tintero.
ResponderEliminarJuana, que buen relato y muy ingenioso.
ResponderEliminarAl hacernos conscientes de que nuestro afán por saber, nos lleva sin remedio a actuar como ignorantes de los peligros que pueden estar en la puerta que queremos abrir del cosmos para satisfacer nuestro ego.
Esa ambición desmedida por más, es lo que cada dia nos hace menos. Y pensar que nada es nuevo ni desconocido, que solo nuestra ignorancia nos hace ciegos, y cuando digo ignorancia, quiero decir, nuestra falta de discernimiento para saber qué cosas ignorar, y cuáles no.
El título es hermoso y el contenido lo es más.
El tiempo es insustancial, es sólo una manera de materializar lo invisible a nuestros ojos humanos y separar lo inseparable, los momentos que transcurren al unísono y que como humanos, no seríamos capaces de digerirlos simultáneamente...
Encantador relato Juana. Feliz domingo.