domingo, 12 de febrero de 2023

LA GUERRA DE LAS VIEJAS

 





                        LA GUERRA DE LAS VIEJAS

 

Frola y Nefer (por Nefertiti) son en su pueblo algo así como el escuadrón bombardero o de misiles del Imperio Británico. Con sus lenguas certeras y su imaginación perniciosa han destruido reputaciones enteras, matrimonios, familias, negocios y cuanto uno pueda imaginar.

Son mayores, han tenido cómplices y tiempo sobrado. Como el mencionado Imperio, han extendido sus dominios-maledicentes más allá de los mares y de su control; pero el tiempo también se vuelve en contra.

Todos aquellos que les creyeron y luego les temieron, los que siguiendo el camino de las palabras de Frola y Nefer arruinaron sus vidas, han terminado por darles la espalda. Muchos han vuelto a sus parejas,  a sus familias renovados, frescos, dispuestos a vivir en su realidad lejos del castillo y las pretensiones de la loca de la casa.

Todas las imágenes de la vida que Nefer y Frola atesoran, son tapices enmohecidos por los años y la falta de cuidado.

Ellas, por su parte, están un tanto aburridas. Necesitan expandir sus dominios.

Y aquí llega Nati. Muy joven, no precisamente tonta pero sí muy simple, poco instruida, madre de una niña de tres o cuatro años (no recuerda), que vive en una casucha a las afueras del pueblo, en cuyo terreno cultiva algunas verduras y sobre todo hierbas curativas. También tiene un limonero y un ciruelo.

Hoy, Nati está muy contenta. Por haber tratado a Clementina, directora de la escuela, con alguna de sus hierbas para el dolor de estómago ha logrado su confianza, y lo que es más un trabajo. Atender la mesa de los niños en almuerzo y merienda, hacerles friegas de lavanda sobre los golpes, o de tomillo para el dolor de garganta. Puede llevar a su niña que se entretiene  con su muñeca de trapo en el aula de los más pequeños mientras  ella trabaja. Ama los amaneceres frescos, luminosos, y salvo por sus amados gorriones, muy silenciosos. Camino a la escuela, no hay nadie por las calles del pueblo.

¡Ah, pero qué distinta es la vuelta! Unos van y vienen entre sus trabajos, las compras, la casa; otros, como Frola  y Nefer se sientan a la puerta de sus casas a ver pasar la vida y opinar sobre ella. Afilan sus lenguas.

Ya el primer día:

¿Dónde es que vive?

En las afueras. Debe ser puta. ¿No te has fijado que hay más muchachos yendo a la tarde para esos lados?

Llamemos a Petronila.

Pero con discreción, eh…

Dice que los muchachos van por el otro camino a la cancha de fútbol, pero que averiguará.

-Tal vez sea gay.


Son días de mucho calor, la niña está cansada y Nati la carga camino a casa.

Hasta cuándo pensará cargarla…

Está malcriándola.

Nati las oye, claro que las oye, puesto que ellas hablan para que las oiga. Pero Nati es nuestra Ghandi: no responde.

Vienen otros días:

—¡Pobre criatura, llevarla a la rastra con sol, lluvia o lo que sea!

No sé por qué no la deja con alguien mientras trabaja.

Yo no la dejaría venir con la niña.

Hay cada cómodo.

Acaso porque Nati nunca se da por aludida, o por otras insondables sinrazones del alma humana, Frola y Nefer intensifican cada día los ataques, pasando de las balas de fogueo a los cañonazos:

Van tan mal vestidas…

La nena está desabrigada, se va a enfermar.

No sé para qué tienen hijos si no saben cuidarlos.

Entonces, la niña es quien se enoja:

Viejas feas, malas, tontas.

¡Insolente!

Mocosa de porquería.

Y la madre no la corrige.

¡¿Qué irá a salir de ahí?!

Petronila habló con Clementina, dice que la madre cultiva hierbas curativas. Es medio curandera, parece.

Bruja, querrás decir. ¡Qué gentuza!

Cuatro manos hacia el suelo ponen índices y meñiques queriendo conjurar el peligro, pero las lenguas no cesan.

 

Gritos y peleas en el patio de la escuela entre los chicos más grandes. La hija de Nati se asusta, llora, se caga. Nati la limpia como puede pero la diarrea sigue mientras caminan.

—¡Será posible!

—¡Qué asco!

Hay que denunciarla a la justicia para que le quiten la tenencia.

Nati reacciona, por fin. Se vuelve y con un gesto de su mano derecha exclama:

—¡Cuidado! ¡Respeto! y se va.

Frola y Nefer quedan de piedra. El mundo se oscurece, quieren hablar, se les enreda la lengua, corren a la comisaria:

Ro co soo, ro co soo

Al brúla nos ja engrudó.

Tiemblan con las lenguas afuera como dos perros en carrera.

Frola  consigue mascullar: Clementiembla.

El comisario se juega por lo que considera un llamado a la maestra, y acierta.

Clementina pronto adivina que hablan de Nati y se ofrece a ir con el comisario a verla. 

No hice nada. Me amenazaron con quitarme la nena y  les grite: «cuidado, respeto». Después quise hacer ese saludo que hizo un señor gordo con habano cuando ganó una guerra, el índice y el mayor como una victoria. Decirles que yo había ganado, pero estaba tan nerviosa y apurada que la mano me quedó no para arriba sino medio estirada hacia ellas. Creo que eso las asustó. También  yo estaba asustada y enojada, ¡cómo  van a querer sacarme la nena porque la pobrecita se cagó!

Clementina la consuela en tanto al comisario le cuesta contener la risa: Nati ha vengado al pueblo entero.


28 comentarios:

  1. ¡Hola! Muy buen relato y disparatada historia. Un abrazo. :)

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  2. Un relato astuto y divertido. Por una vez en ese pueblo la bondad salió ganando, je, je. Hay que ver cuántas maledicencias pueden salir de la boca de unas simples viejas chismosas.
    Un abrazo.

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  3. Buen escarmiento, sí, jeje. Estupendo tu relato, Juana. Ameno y muy divertido.

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  4. Hola, Juana. Una historia enternecedora. La lucha de una madre abnegada, enfrentándose a esas lenguas viperinas, merece salir victoriosa.
    Un saludo.

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  5. Nati es muy especial, nunca la pierdas, me encanto ese personaje. Y las lenguas viperinas tambien son grandes personajes. Te quedo muy bello el relato.

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  6. Hola Juana que relatazo nos ha regalado sin duda se lo tenían ganado las señoras. Un abrazo.

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  7. Hola Juana. Me ha gustado mucho tu relato, con esos diálogos tan naturales y tan disparatados a la vez. Sin duda que las viejas cotorras se han llevado su merecido. ¡Bien por Nati y su niña! Suerte y un abrazo.

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  8. Muy bueno tu relato Juana, muy entretenido de leer, divertido y muy buen final, saludos.
    PATRICIA F.

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  9. Hola Juana. Los pueblos son un microcosmos particular, en el que todo se sabe, todo se escucha, y todo el mundo se mete en las vidas del prójimo. La Frola y la Nefer son dos personajes repulsivos y desde la primera linea estamos deseando que alguien les ajuste las cuentas, asi que bravo por Nati; le han tocado lo que más quería y por ahí no pasa. Creo que al final las dos brujas han sido víctimas de sus propios miedos, al creer bruja a la perjudicada e imaginarse un mal de ojo o algún hechizo, con esa frase contundente que les ha soltado y el gesto de la victoria en horizontal. Me han encantado los diálogos, me admiran aquellos en los que las acotaciones se reducen al máximo y además se construyen a varias voces, sin que pierdan legibilidad o entendimiento. Muy buen trabajo. Un abrazo.

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  10. Hola, Juana:
    Seguro que a esas maldicientes les gustamos menos los gatos que las personas. Ya estoy escaldado de esas toconas que fingen acariciarte cuando lo que hacen es arrancarte pelo para sus conjuros. Uno es cegato, no pazguato, por lo que me calzo las botas de 7 leguas en cuanto se me acerca alguna de esas deslenguadas.

    Un relato muy ameno, Juana.

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  11. Ay, es que algunas "viejas" son tremendas, son como de una especie aparte! Y este par que has descrito son un ejemplo! Y es que dicen que por la boca muere el pez! Su principal defecto fue su perdición! Un abrazo y mucha suerte!

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  12. Hola, Juana. Una historia muy tierna que me hace pensar: el que la hace, la paga. Siempre se ha dicho que "Pueblo chico, infierno grande" y estas dos malvadas (no digo "brujas", por no insultar a las brujas) lo corroboran y han tenido su escarmiento con la primera valiente que ha sabido plantarles cara. ¡Bien por Nati! y ¡Bien por tu relato, que me ha gustado!
    Un abrazo y suerte en el Tintero.

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  13. Nati necesitará unas hierbas para contener la diarrea de su hija.
    Pero ha tenido el logro de poner a esas dos arpías, con perdón de las mitológicas, en su lugar.
    Muy acorde con la convocatoria. Un abrazo.

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  14. Hola, que relato mas divertido y tristemente real, aunque no se crea, nos has regalado. Puedo dar fe de la existencia (o no existencia, la verdad no se lo que hacen esas señoras) de un par de ejemplares en mi pueblo que pueden encajar en la liga de Frola y Nefer... me ha encantado.. ¡Saludos!

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  15. Mira que es una constante eso de que en los pueblos haya gente maldiciente que se entretiene malmetiéndose en la vida del resto. Muy logrados esos personajes, así como el maleficio que ataca a la peor de sus armas: el habla. Maleficio que se queda en duda con ese final que enternece y deja el regusto de una gran victoria.
    Me gustó mucho tu cuento, lleno de chismorreos y ajustes de cuenta muy originales.
    Un abrazo, Juana!

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  16. Sorprendente diálogo, más bien parecían concurso de a ver qcuañ de las dos la decía más gorda. Pero muy natural para las protagonistas: "debe ser puta", lo primero que dice una de las dos.
    Creo que sí era bruja, y que ña v no era de victoria, sino de víboras, y que el embrujo consistía en atar entre sí ñas dos puntas de cada lengua. Igual fue algo sicosomatico. Estaría bien saber si fue oermanente.
    Abrazo y suerte

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  17. Hola, Juana. Dicen que pueblo pequeño, infierno grande. Es lo que tienen las víboras para entretenerse, lo malo es que la ponzoña que sale de sus bocas es venenosa y puede hundir la reputación de cualquiera. En este caso, su propia maldad les la conjurado contra ellas. Me ha encantado este relato-denuncia. Un abrazo.

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  18. Brujas son las deslenguadas viejas del copón. merecen todos los males de ojo posibles por cotillas, marujonas y prejuzgadoras.
    ¡Bien por la Nati ! simple y clara como el agua.
    Que les den morcillas a esas dos; les he cogido tirria.
    Un abrazo.

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  19. Gracias, Juana, por participar con este relato en el homenaje a John Kennedy Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!

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  20. Se lo tenían mas que merecido. Excelentes los personajes de las viejas cotillas y dañinas. Una historia muy, muy divertida, Juana. Mucha suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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  21. En los pueblos pequeños siempre hay viejas cotillas y lenguas viperinas. Un buen relato para una historia muy divertida. Suerte en el tintero.Un abrazo

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  22. ¡Vaya con las viejas del visillo! las deslenguadas difamadoras. ¡Bravo por Nati!
    Los diálogos te han salido de lujo, Juana. Se las escucha hablar y farfullar a las dos chismosas.
    Un cariñoso abrazo y hasta pronto, Juana.

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  23. Qué rabia las viejas alcahuetas. Muy buen relato.

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  24. Esas dos brujas como le dice la niña son eso brujas y unas mal habladas y amigas de arreglar al vida del otro. Bien contada toda la trama
    Un ejemplo de lo que pasa en muchos pueblos.
    Un abrazo Juana
    Puri

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  25. Genial, Juana!
    De principio a fin. Humor, parodia, crítica... y a la vez un personaje maravilloso... el de la bruja Nati (en el buen sentido de la palabra, como hechizera y curandera). Me ha encantado. Tu imaginación e ingenio son De 10.
    Un abrazo!

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  26. Al final, las viejas recibieron su escarmiento, ¡y que muy merecido lo tenían!
    Buen relato. Suerte en el concurso.
    Un saludo.

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  27. Hola, Juana. Criticar al prójimo es el deporte nacional pero estas dos lenguas biperinas van más allá. Menos mal que al fin han sido castigadas. ¡Biefn por Nati!
    Un trabajo genial. Felicidades.

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  28. Hola, Juana. Les dio donde más duele a esas criticonas. Unos días sin poder hablar y se mueren por no poder soltar el veneno de sus siempre ofensivas y difamatorias palabras.

    Saludos y suerte.

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