TIERRA DE PIRATAS
−¿Estamos a salvo?
−No lo sé. Estamos yendo hacia una
estrella.
−¿Cuál?
−No elegimos nosotros. Ella nos atrae.
−Pero, ¿pueden alcanzarnos todavía?
−Podrían si quisieran, pero dudo que estén
interesados. Desconocen nuestro tesoro. Creen que no traemos nada.
−No traemos nada. ¿Hablas
del agua?
*
Son tan delgados como dos esqueletos con una piel ajada y dura como el
cuero; cuatro ojos brillantes, oscuros que se miran de a ratos y de a ratos
miran el espacio que se expande cada vez más lejano, lleno de estrellas. Dos
gargantas que vibran algo ásperas en tonos profundos, buscando las palabras; dos respiraciones que se van acompasando al
ritmo del universo. Sin embargo hay también un llanto subterráneo. ¿Son ellos
los que dejan la tierra para siempre, o es la tierra la que los ha abandonado? Cuatro manos frágiles no saben si recobrarán
su quehacer. Pero cuatro oídos que dentro de la nave tienen sólo el silencio del
espacio, sienten una vibración, están atentos a un nuevo lenguaje. Algunos más van
con ellos. Descansan ahora antes de tomar su turno. Saben que otras naves han
salido de diversos puntos de la tierra. En la inmensidad sin referencias, no
han visto ninguna.
La última imagen del que alguna vez fue “el planeta azul” era de un gris
árido, amarronado, una atmósfera de humo. Habían batallado durante milenios
contra todas las dinastías de piratas que primero se adueñaron del verdor de la
tierra y sus animales, luego los minerales y la desesperada codicia del oro; también
los alimentos; más tarde fue el petróleo, los plásticos, los productos químicos
que enviciaron la atmósfera y trajeron sequías, inundaciones, tsunamis,
volcanes en acción, hambre y SED cuando por fin se adueñaron de lo que quedaba
de agua. Hubo guerras y temporadas de cierta tranquilidad cuando los piratas
seducían con el progreso de sus descubrimientos a una humanidad adormecida que
solo podía usar sus productos. Pero la
tierra se había agotado. El aire era ponzoñoso, la vida del mar había muerto
ahogada en plástico, y los ríos estaban secos. Bajo un sol abrasador, en medio
de terribles espejismos la gente caía sobre las grietas de la tierra, y allí
quedaba.
No obstante lucharon hasta el último segundo. Tragaban de a uno o dos
granos de arena húmeda hasta cavar los túneles que llevaban a las cuevas donde
la última dinastía de piratas escondía enormes recipientes de agua potable que
ofrecía de a cuenta gotas a precios exorbitantes. Limpiaban de tierra algunas
raíces de árboles y sorbían la humedad para resistir. Cargaron algunos galones
hasta la nave. Lo posible decían, sabiendo que tendría fin. Algunos se
preguntaban para qué, pero seguían, seguían.
**
−No, no hablo del
agua. Dentro de esta nave es un tesoro, por supuesto, y la medimos y cuidamos
esperando que la estrella que nos atrae tendrá lo que nos permita vivir, pero
ellos se han quedado con la mayor parte, aunque tarde o temprano la agotarán. Sin
embargo tendremos que volver algún día. Nosotros o nuestros descendientes. También
somos responsables del desastre. Compramos comodidad, facilidad, rapidez,
automatismo sin siquiera pensarlo, y los dejamos hacer. Trabajar más, ganar más
dinero para comprar lo que nos ofrecían sin mirar. Cuando llegue la hora,
tendremos que volver para hacer resurgir nuestro planeta. Es para eso que
necesitamos el tesoro de los que estamos aquí y el de todos los que viajan en
otras naves hacia otras estrellas,
−Estoy tan vacía…¿la
nada es un tesoro?
−La memoria es un
tesoro. Las imágenes de nuestra vida en la tierra y sobre todo lo que sentimos
al revivirlas. Hay que revitalizarlas entre todos para corregir errores al
volver, darle la vida que le fuimos robando. Empezar de nuevo.
−Siempre amé tu fuerza
de vida y tu esperanza.
−Y yo tu conciencia,
tu presencia ante los hechos, tu valentía. Siempre nos hemos amado. También eso
hay que guardar en la memoria.
−Pero nunca hicimos el
amor.
−Hacíamos el amor todo
el tiempo… Recuerda, por favor, recuerda todo nuestro amor compartido en
nuestros estudios, en nuestro trabajo, en nuestro interés por la vida misma. En
nuestros paseos, en nuestras búsquedas, en nuestras charlas. Lo que no tuvimos
fue sexo, es verdad. En tierra, eso nos faltó.
−Entonces, ¿cómo lo
vamos a llevar en la memoria?
−Como una ausencia y
como un regalo para el futuro. Lo que no se dio en el pasado se puede guardar
en espera para que resulte fresco y nuevo en el porvenir.
Dos compañeros de viaje tan esqueléticos como ellos, con las mismas
dificultades para tenerse en pie, pero con la misma vida en la mirada, se
ofrecen a un relevo trayendo dos recipientes con una medida justa del agua de
la vida. Gota a gota la dejan caer en la garganta. Agradecen y dejan sus
lugares, pero no van a dormir. Miran la oscuridad y alguna lejana galaxia en
los confines. Miran el silencio.
−¿Sería algo así como
el gigantesco reservorio de semillas conservado en los hielos del norte?
La mano de ella se aferra a la del él.
−Mucho mejor, −dice él con algo
parecido a una risa. Aquello está
congelado y hay que cuidar su congelación para que un día, si encuentra tierra
fértil, reviva. ¿Habrá quién? ¿Estarán cuando volvamos? El amor que llevamos
tiene calor y vida en nosotros. Somos nosotros.
(890plbs)
Hola, Juana. Qué original la propuesta que nos traes. La distopía producida no por la codicia sino por la ignorancia que esta nos regala. Y como simples seres vivos, volvemos a los inicios de tierra agua y el calor del amor humano.
ResponderEliminarUn relato duro, muy original y que con poco cuentas con una profundidad más que notable. Felicidades!
Un abrazo!
Gracias, Pepe. ¡Sí, volveremos para hacerlo mejor! Y ojalá sea también para contarnos nuevas y mejores historias. Un abrazo
Eliminar¡He aquí Una Loa cargada de Esperanza! Dado el trato lleno de vapuleos por diferentes intereses y otros motivos al Planeta Azul, este es el saturnino destino que queda. Disfruto, porque mientras leo me palpo la ropa y ruego al Cosmos, A Los Dioses y A Mi Tetragrámaton Católico, que nos ayuden con nuestra cortedad de Seres Humanos repletos de estulticia, para que no deje de avivarse Nuestra F E......
ResponderEliminarS E M P E R🥹
SEMPER, Juan compañero. Nuestro tesoro es no olvidar para aprender y devolver lo que nos fue dado. Abrazo grande.
Eliminar¡Hola! Muchas gracias por participar en el Concurso de Relatos 45 ed. en El Tintero de Oro. ¡Suerte!
ResponderEliminarGracias a vos M. A. por el amor a Stevenson.
EliminarHola Juana hermoso mensaje en tu relato de Tierra de piratas" en el que se explora la huida de un planeta devastado por la codicia humana, donde el agua y la memoria son los últimos tesoros. Los personajes, frágiles pero resilientes, cargan con la esperanza de regenerar la Tierra y el amor no consumido, símbolo de un futuro posible. Critica la explotación desmedida y celebra la resistencia a través de la memoria colectiva. Suerte. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarPor la codicia y la COMODIDAD, Raquel. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarAy, Juana. Qué triste y qué bonito, pese a todo. Un relato lleno de esperanza y delicadeza.
ResponderEliminarGracias Marta por leerme y comentarme siempre. Un abrazo.
EliminarHola Juana. Es un relato de esperanza en medio de la desesperanza. Un mundo apocalíptico consumido por la codicia, cuyos supervivientes rescatan el recuerdo de lo que fue ese planeta azul y de lo que fue la humanidad, con todas sus formas de saber, de sentir, de amar. Original tu propuesta de piratas, donde los piratas somos nosotros mismos como especie. Pediría una continuación para averiguar que hay en esa estrella misteriosa que atrae hacia sí a esas naves. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, ay, ay, Jorge! En buen lío me has metido, y yo misma me he metido. No sé si seré capaz de esa continuación, pero si llega lo sabrás, seguro. Gracias y un abrazo
EliminarHola Juana! Demoledor el mensaje de tu relato, pero narrado con mucha sensibilidad! Y es que todos estamos hechos una panda de piratas, siempre robar al planeta y apoderarnos de lo que no es nuestro, sin mirar las consecuencias! Un abrazote y suerte en el concurso!
ResponderEliminarAsí es, Marifelita. Pero siempre nos queda la esperanza de aprender y evolucionar. Un abrazo de los tuyos.
ResponderEliminarHola Juana, este tipo de relatos distópicos me encanta. Has creado personajes memorables, dignos de admiración por el noble propósito que los mueve. Un relato muy potente. Me encantó. Suerte en el concurso. Ana Piera.
ResponderEliminarHola Ana, no sabes lo que me alegra haber podido comentar el tuyo este mes. Word Press me ha dado una tregua. También me encanta que me leas y comentes. Valoro mucho tus lecturas. Un abrazo.
EliminarOriginal distopía con mensaje incluido. Mucha suerte! Saludos!
ResponderEliminarGracias, lady-p. Allá voy a leer los que me faltan. Saludos y suerte en el concurso.
ResponderEliminarGreat blog
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarTanto a Raquel, por su Isla de Susurros que me ha parecido una excelente historia de piratas par jóvenes que aman la aventura, con una mujer al frente y con todo el mensaje que aporta el personaje del padre,: me encantó la leyenda. No puedo comentar por Word Press. Lo mismo me pasa con lady_ y otros que tienen blog en Word press.: Interesante esa idea de que piratería de alto vuelo con piratería en las sombras se vence, o al menos se lass pone en evidencia. Suerte a las dos-
ResponderEliminarHan apurado mucho la espera para largarse. No sabemos si por falta de posibilidad, pero a los pobres nos los presentas más amojamados...
ResponderEliminarY además, al menos uno no tiene ganas de sexo, así que si son parte de un arca de noe, no parece que tengamos muchas posibilidades de regresar si wñel planeta revive.
Sin duda aquí los piratas ganan , y los wue navegan, huyen.
Pinta distopía distopica, me fa que nos extinguidos.
Abrazooo y suerte
Original, viajar a las estrellas, y amarse sin sexo.... si, creo era lo correcto en esos casos.
ResponderEliminarNo puedo más que decir que es maravilloso...
ResponderEliminarEsa semilla humana volverá a nacer y extenderse habiendo aprendido de tanto dolor, de tanto equívoco... "Somos nosotros".
Lo he leído una vez... pero lleva tanta, tanta belleza en ese modo poético y profundo de contar que tienes... que es inevitable volverlo a leer para solazarse... Me encanta. Los dos personajes tienen mucha, mucha fuerza, gracias a tus descripciones, y también a sus diálogos.
Magnífica contribución.
Un gran abrazo!
Hola, Juana. Qué relato tan bonito y tan triste a la vez. Lo cuentas de un modo que absorbe al lector. Un abrazo y mucha suerte.
ResponderEliminarQué relato tan duro y pesimista. Porque no sé por qué el final abierto se presenta negro como ese espacio al que miran estos dos esqueléticos protagonistas. Me quedé con la sensación de que no lograrían su objetivo. No sé. Cosas mías quizás. Todo lo que acontece da más miedo que los propios piratas que aquí no aparecen.
ResponderEliminarHola, Juana, tu relato se intuye más que se cuenta, pero lo narras tan bien que se deja mostrar en cada palabra. Gran mensaje el que transmites con estos "piratas del espacio", diferente época y muy diferente tesoro pero que, en realidad, es lo único que debería importarnos. Muy bueno, me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola, Juana. Un relato lleno de tristeza pero también de mucha esperanza. Has retratado con exactitud el rumbo de la Humanidad desde sus inicios. Espero que nuestro futuro sea más optimista. Un abrazo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarUna historia triste y esperanzadora donde se vislumbra como al final todos tenemos algo de piratas .
ResponderEliminarMuy interesante tu relato
Un abrazo Juana
Puri
Hola Juana
ResponderEliminarNos traes un relato esperanzador en medio del desastre del que necesitan huir para volver algún día. La codicia de los seres humanos que todo lo destruye. Y una nave salvadora, donde el agua y la memoria son los últimos tesoros a ser mantenidos indemnes.
¡Muy original! Me gustó tu aporte al reto.
Un abrazo
Marlen
Hola Juana mientras te leia se me ha caído una lagrimilla. Esperanza y amor sin duda es un relato que sorprende. Enhorabuena un abrazo.
ResponderEliminarTu historia refleja, para mi, el dramatismo de un mundo destruido por piratas, piratas en sentido amplio, y por más que exista un escape que abre un camino al futuro, este es por desgracia mucho más improbable que el apocalipsis que este planeta se está ganando a pulso. Un abrazo.
ResponderEliminarBrillante relato, Juana.
ResponderEliminarComo bien dice Isra en su comentario, nos estamos ganando a pulso la destrucción de nuestro planeta azul. Ojalá pueda prevalecer la esperanza y seamos capaces de evitar, entre todos, el desastre.
Mucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Hola Juana muchas gracias por tu mensaje. :) He tenido un ratito y me he pasado por aquí. Te mando un abrazo y te deseo una feliz semana.
ResponderEliminarHola, Juana. Una distopía en toda regla que tiene tanto de verdad... Me gustó el final esperanzador.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Juana, una historia triste pero no muy distante de la actual. La evolución de la tecnología va por delante del conocimiento para utilizarla con eficacia positiva, así que podemos acabar como nos relatas en tu narración.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
¡Hola, mi muy apreciada Juana!¡¡Enhorabuena por tu posición finalista, si bien, en mi modesta opinión merecías más!!💎🇪🇸😎 C h a p e a u !🎩
ResponderEliminarEste texto me parece una narración distópica profundamente emotiva y reflexiva que combina una crítica al abuso humano del planeta con una esperanza frágil, pero poderosa, sobre la redención. El tema de fondo —la destrucción de la Tierra por la codicia y la lucha por preservar algo valioso en la memoria para un futuro renacimiento— está tejido con una prosa poética y diálogos que destilan humanidad en medio de la desolación.
ResponderEliminarLa primera parte, con el diálogo entre los dos protagonistas en la nave, establece un tono de incertidumbre y misterio que engancha. La mención de "una estrella que nos atrae" y el "tesoro" que los piratas desconocen crea intriga, mientras que la descripción física —"esqueletos con piel ajada"— pinta un cuadro desgarrador de su estado tras el colapso terrestre. Me gusta cómo el texto usa el agua como símbolo de vida y escasez, pero luego revela que el verdadero tesoro es algo intangible: la memoria.
La sección central, que narra la historia de la Tierra devastada por "dinastías de piratas", es un golpe al corazón. La progresión —del verdor al oro, al petróleo, al agua— es un resumen brutal de la explotación humana, y las imágenes del "planeta azul" vuelto gris, los ríos secos y la gente cayendo en grietas son tan vívidas que duelen. La lucha por las últimas gotas de agua, sorbiendo raíces y cargando galones a la nave, muestra una resistencia desesperada que me conmovió.
El diálogo final entre los dos protagonistas es lo que eleva el texto a otro nivel. La idea de que la memoria —con sus imágenes, sentimientos y amor— sea el tesoro para revitalizar la Tierra es hermosa y profunda. La conversación sobre su relación, un amor sin sexo pero lleno de vida compartida, es tierna y agridulce, y la forma en que lo redefinen como "un regalo para el futuro" me parece un giro esperanzador y original. El contraste con el reservorio de semillas congeladas ("aquello está congelado, el amor tiene calor") es poético y refuerza la idea de que lo humano, con sus imperfecciones, es la clave para empezar de nuevo.
En resumen, es un relato que me tocó por su mezcla de desesperación y fe en la memoria como semilla de redención.
Felicidades por haber sido finalista.
Un abrazo.