Queridos compañeros, a partir de la segunda quincena de abril habrá en mi blog un segundo cuento de hadas; esta vez algo más serio y sin moraleja explícita. Entre tanto espero y deseo que disfruten de éste. Deseando a todos unas muy felices Pascuas, los abrazo.
Érase que se era una vez, un gran bosque muy tupido con diversas especies de árboles. En ellos anidaban toda clase de aves.
Como el bosque era muy viejo, hombres y animales
habían hecho senderos y hasta verdaderos
caminos de tanto pasar por él. No se trataba sólo de ciervos, lobos, gatos
salvajes, también lo cruzaban vacas buscando buenas pasturas, bueyes
arrastrando carros guiados por seres humanos, raudos caballos montados por
príncipes o bandidos según los casos, rara vez por un hombre común que carecía
de dinero para mantener un caballo, y a lo sumo podía permitirse una mula.
Tanto en primavera como en verano y a veces a
comienzos de otoño, el bosque gozaba de mucho movimiento y sociabilidad entre
hombres y animales, pero cuando llegaba el invierno, se convertía en algo
misterioso, petrificado, final por donde pasaban sólo los obligados por
circunstancias extremas; donde bandidos y sombras del mal aprovechaban su
obscuridad hasta volverlo tenebroso. La nieve lo cubría todo, no siempre con
suavidad, románticamente como se lo imaginan los que no la conocen, pero
siempre apagando sonidos, cambiando las formas de las cosas y hasta las
ilusiones.
Un temible
invierno, cuando hasta el búho callaba de frío, en uno de los tantos nidos un
pajarito rompió el cascarón. El padre pio lamentándose del momento elegido, la
madre pio con preocupación al verlo tan desplumado; yo estoy piando de pena
ante la cruel situación. La vida es así, y los recién nacidos viven con el pico
abierto esperando que les llenen el buche. ¿Qué pueden saber ellos, pobrecitos,
de los fríos, pesados copos de nieve o de los consabidos peligros del mundo
exterior? Nada. Lo que importa es comer, comer y volver a comer. Por tanto hay
que chillar y chillar hasta que los padres se den por aludidos, y cansados de
oírlos, despierte en ellos el instinto de supervivencia.
Fue así, cuando una mañana ventosa que presagiaba
tormenta, papá-pajarito vio que las reservas de lombrices e insectos varios se
habían terminado. Ni soñar con granos o semillas: sepultados bajo metros de
nieve, recién brotarían en primavera. Ah, pero la supervivencia de la especie
importa más que el pajarito mismo. Papá-pajarito no lo piensa- porque no
piensa- se limita a abrir las alas y volar tratando de cumplir con su deber. A
los pocos metros el viento le tira un copo de nieve como una piedra de granizo.
Papá-pajarito no volverá al nido.
Es el turno de mamá-pajarito. Salta en la rama, vuelve
al nido, da calor a pajarito poniéndolo bajo el ala, pero se trata del hambre.
Tendrá que salir.
¿Qué madre puede dejar a su hijo en casa sin advertencias,
consejos y el consabido “abrígate”? Así, mamá-pajarito pía con seriedad:
—Saldrás
un día cuando amaine el viento, descansarás sobre un lago frío que te dará de beber; algo como barro
maloliente te cubrirá dándote calor y allí habrás pasado tu primera prueba,
pero cuídate de las grandes aves. Y ahora hijo, adiós! Ojalá vuelva.
Desde ese momento, pajarito es huérfano. Se siente
desolado. Sin embargo está dispuesto a aprender. Intentará dormir hasta que el
viento deje de ulular.
Por la mañana lo despierta un pálido rayo de sol. La
juventud es entusiasta. La luz le da fuerzas. Se para sobre la rama fuera del
nido, abre las alas y…zas! Pajarito cae despatarrado en medio del camino. La nieve
de los árboles que empieza a derretirse cae sobre él y lo aplasta. En cuanto se
recupera del golpe picotea la nieve derretida diciéndose: «este debe ser el lago que me prometió mi madre. Empezó
la prueba.»
Todavía bebe helado, casi muerto de frío, cuando por el
camino pasa andando lentamente una vaca. Sobre el montón de nieve que cubre a pajarito
deja toda su bosta tibia mientras continúa su camino.
¡Ah, el calor lo revive y lo alegra! Mamá-pajarito
debía ser muy sabia pero a él no le importa el mal olor. Con su cabecita
empuja, con las alas sacude, con las patitas se afirma, y ya sintiéndose triunfante
de la primera prueba, entona su primer canto y en él se regodea mientras sus
alitas sacuden todo resto de suciedad,
dispuestas a volar. La vida le sonríe entre ese débil sol de la mañana y el abrigo
de bosta que le ha proporcionado la vaca. Tan joven, tan vivo, tan entusiasta,
se ilusiona y se queda más de lo debido en el lugar.
Como un relámpago imposible en medio del sol de la
mañana, un halcón se lanza en picada sobre el pobre pajarito y lo lleva en su
pico rumbo al propio nido.
Son varias las enseñanzas que nos deja la breve y
triste vida de pajarito:
1) No todo lo que te caga es para tu mal.
2) No todo el que te saca de la mierda,
lo hace por tu bien.
3) Cuando asomes la cabeza no digas ni pio.
4) El poderoso te ayuda para devorarte.
Quizás, amigo
lector encuentres más conclusiones que te ayuden a volar con mayor seguridad al
salir del nido.
Muchas gracias, Juana, por participar con este cuento en el homenaje a Basile y el Pentamerón. Un saludo y ¡suerte!
ResponderEliminar¡Vaya! Pobre pajarito... Un cuento muy dulce en la forma pero con un trasfondo muy triste. Estupendo, Juana.
ResponderEliminarGracias Marta. La verdad es que mientras lo escribía no pensé en la dulzura. Más bien me sentía burlándome un poco de los "hombres-pajarito". Un abrazo
EliminarLa vida en el bosque es dura, el hijito del halcon tambien tiene hambre, la vida animal para poder mantenerse debe alimentarse .... de otras vidas. No culpo al halcon que fue paciente y diligente. Un cuento hermoso en donde se reflejo todas estas penurias que sufren los pobres pajarillos. y responde plenamente al reto, con varias moralejas.
ResponderEliminarGracias, José. Me costó mucho asumir el reto porque siento un profundo amor por los cuentos de hadas y jamás pensé poder estar a la altur. Por eso me decidí por cierta ironía como para aliviarme el ánimo. Un abrazo
EliminarHola Juana. Según comienza parecía un cuento para niños pero... nada más lejos de la realidad. Lejos de ser una fábula edulcorada donde todo se resuelve con felicidad, la tragedia va mermando todo lo que cobija al pobre pajarito hasta que demasiado pronto tiene que enfrentarse al mundo en solitario, y el mundo cruel termina por devorarlo. Una sátira de nuestra sociedad, en la que el hombre es el peor enemigo del hombre y efectivamente, el poderoso te ayuda para devorarte y la pena es que aún así lo aplaudimos. Un abrazo.
ResponderEliminarEs que lo edulcorado no me va mucho. Por otro lado los "cuentos de hadas" o mejor "cuentos populares"de todos los lugares del mundo me encantan y me enseñan en su belleza y fantasía, pero aún me quedan grandes. Gracias por leer y comentar. Un abrazo.
EliminarTiene el estilo de los cuentos de hadas en su versión original, que no necesariamente tenían un final feliz,
ResponderEliminarContundentes moralejas.
Un abrazo.
Es que, obligada a ellas, tuve que repasar algunas reflexiones sobre el comportamiento humano. Gracias y saludos.
ResponderEliminarHola Juana, un cuento que empieza bien, pero no su final. Una moraleja que invita a pensar en esos pajarillos y en qué hacemos como seres humanos. Estupendo. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nuria. Un abrazo
ResponderEliminarCuando le ibamos tomando cariño al protagonista, de golpe vino el contundente desenlace! Aplastante la sabiduría que acumulan las cuatro enseñanzas finales!!! Ja, ja! Las tendremos en cuenta! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Marifelita. Me alegra que te haya hecho reír. Las moralejas tenían por cierto, su punto de ironía. Un abrazo
Eliminar¡Cómo me gustan los cuentos que comienzan con el clásico “Érase que se era una vez…” y ya nos sitúas de inmediato en las entrañas del bosque encantado donde los humanos y los animales convivían con armonía, de cierta manera recuerda al paraíso terrenal… pero sin conflicto no hay cuentos ¿verdad Juana?, y el conflicto en esta ocasión es la propia vida que se abre camino a duras penas. Si el pajarito sirvió de comida al halcón,(supongo que llo levó al nido del halcón para devorarlo o dárlo como comida a sus crías, y si es así, la naturaleza cumplió su propósito.
ResponderEliminarY a falta de refranes y setencias, ¡toma cuatro!, el de “No todo lo que te caga es para tu mal” es una verdad como la copa de un pino.
¡Bravo, Juana!
Y a mí me gusta que me leas y comentes. Y sí, eso me pasó en mi lucha con las moralejas y la necesidad de tomarlas con cierto humor. Pasé de la rebeldía a cuatro! Espero tu relato. Un abrazo.
EliminarHola Juana la verdad es que es un relato muy completo ya que tiene enseñanzas varias, y la historia es como la vida misma me recordó también a las fábulas mucha suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Ainhoa, encantada de que te haya gustado. Un abrazo
EliminarHola, Juana. Encantada de tu cuento y tus moralejas. Una hermosa alegoría de "los malos tiempos" yde susvíctimas. Hermoso.
ResponderEliminarBeba, compañera, amiga de letras, muchas gracias. Creo que el terruño también nos hermana en un nivel de comprensión. Espero el tuyo.
EliminarLa verdad es que te ha dado para muchas moralejas. Un cuento sin final feliz con enseñanza por las malas, como la vida misma.
ResponderEliminarPara el concurso: ¡Mucha mierda! Aunque creo que el cuento ya lleva una buena dosis, ja, ja,
Gracias, MJ Ruiz. De acuerdo contigo, pero por algo se la usa para los buenos deseos con tanta frecuencia. Un abrazo
EliminarTodos seremos devorados por la vida que es la que da y quita. El aprendizaje nos ayudará ha llegar un poco más lejos, pero el final será el mismo para todos.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola Juana, un relato que es como la vida misma, lleno de peligros, enseñanzas, y finales trágicos. Me encantaron las enseñanzas que nos da tu cuento. Mucha suerte en el concurso. Saludos.
ResponderEliminarMe encantan las historias trampa. Puede que para dominar un género haya que cagarse en él unas cuantas veces, o puede que el camino correcto sea correcto solo porque es camino, pero a mi me da que para ser perfeccionista antes hay que ser transgresor y me encanta, insisto, me encanta mucho que alguien tenga la poca vergüenza de atreverse a romper normas y cánones para hacer algo que es creativo, divertido y, considerado en perspectiva, una verdadera enmienda a la totalidad de un determinado modo de ver y hacer las cosas.
ResponderEliminarQue con esto no quiero decir que ese modo no este bien, para nada, tan solo que para hacer una tortilla antes hay que romper los huevos.
Me encanta sobre todo la escena del pajarito entrando en calor, divertida y surrealista, ¡una genialidad! Dicho lo cual, si papá-pajarito y mamá-pajarito se hubieran comprado una tele a tiempo, no habrían tenido hijos problemáticos fuera de temporada.
Muchas gracias por atreverte a estas cosas, es un soplo de aire fresco! Un abrazo!
Gracias Isra. Totalmente de acuerdo contigo que de tanto en tanto conviene trasgredir algunas reglas para que salga algo distinto y en lo posible...divertido. Atrevámonos todos que para eso, entre otras muchas cosas, está la posibilidad de contar historias. Un abrazo
EliminarHola, Juana. Le has sacado mucho jugo a tu relato, tanto que te ha dado para 4 moralejas. Me gustó un montón; creí que me encontraría con un cuento tierno por su título, pero fue uno crudo que deja enseñanzas muy reales. Mucha suerte en el Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarMuy buen cuento, Juana. Encierra varias moralejas y, extrapoladas las aventuras del pajarillo que lo protagoniza a nuestra vida de humanos, resultan tristemente familiares.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Muy lindo cuento, muy triste historia la de la familia pajarito, pero tan real al igual que las moralejas, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Me ha dado una pena terrible el final, pero he de reconocer que me ha parecido un cuento precioso en su conjunto, Juana. Mucha calidad en tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Juana. Como la vida misma, un cuento que refleja la realidad de nuestra sociedad, en la que recibes cagadas que, a veces, no lo son tanto y ayudas con las que el poderoso sólo lo hace para devorarte. No apto para niños impresionables, Ja Ja!!
ResponderEliminar¡Me gustó tu cuento! Un abrazo.
¡Hola Juana! Has escrito una genialidad, a mi modo de ver. Lo que parece un cuento de pajaritos los conviertes en un cuento de pajarracos. De la niñez a la adultez, tras una boñiga de vaca. Me ha parecido super original y tienes unas escenas rocambolescas de lo más gráficas. me ha gustado la moraleja de quien se felicita por el triunfo y se olvida del enemigo. ¡Pobre pajarito!
ResponderEliminar¡Te deseo mucha suerte!
Saludos
Hola, Juana. Un burn puñado de sabios consejos nos deja la triste historia del pajarito. Un cuento muy bien narrado. Felicidades.
ResponderEliminarHola, Juana. Tremendo relato que empezaba como un cuento para niños pero termina con una lección a seguir. Un relato que, como dices, admite múltiples lecturas, y que te deja pensando en las consecuencias que tiene la dureza de una realidad cruda y salvaje. Muy buen aporte, compañera.
ResponderEliminarMucha suerte y un abrazo!
Hola Juana, un cuento muy original y con muy buenas moralejas, hasta divertidas a pesar de la triste historia del pajarito. Mucha suerte! Un saludo
ResponderEliminarHola Juana, pobre vida la del pajarito de tu cuento, lo cuentas muy bien
ResponderEliminarLas moralejas que nos expones son interesantes, animan a reflexionar.
Un abrazo
Puri
Profundas enseñanzas del pajarito. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderEliminarMuy bueno, Juana. Lo has tomado con mucho desenfado, y hasta cuatro enseñanzas, nada menos...
ResponderEliminarYo añadiría otra:
"No por mucho madrugar, amanece más temprano"
Duro... pero la realidad siempre lo es.
Un abrazo grandote!
papa-halcon tuvo mas suerte que papa-pajarito y mama-pajarito juntos. halconcito podia haber sido el protagonista del cuento de hadas tradicional, obviamente sin mostrar la escena de caza, sino hubiera tenido que censurarse. pero esta no es la version tradicional, verdad?
ResponderEliminarun verdadera sacudida del genero.
abrazo
Hola, Juana!! Qué pena me da el pajarito. Tu cuento me llevó a sentir lo cruel que es la vida a veces, sobre todo cuando hay necesidad. Una moraleja más que me viene a la cabeza es el proverbio de “el pez grande se come al chico”. Muy bien narrada esta historia tan dura. Un abrazo!!
ResponderEliminar¡Uy! Pobre pajarito que no aprendió a volar porque a vida y el halcón le pasaron por encima, peor que grandes enseñanzas nos deja tu cuento. Muchas gracias, un abrazo.
ResponderEliminarHola, Juana, que cuento tan precioso, aunque nos llena de pena por el pajarito. Me gusta mucho el tono que has logrado tan propio de contar un cuento a la manera oral. Lo he disfrutado.
ResponderEliminarUn abrazo!
¡Hola Juana! Pobre pajarito. Por un momento, al ver que se iba cumpliendo todo lo que le había dicho su mamá, creí que se iba a salvar. Pero la vida no le dejo continuar su camino. Tiene muchas enseñanzas este cuento que has escrito. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarHola Juana. Muy bien contada la historia y nos dejas con un grupo de moralejas para reflexionar.
ResponderEliminarLástima que el pajarito no la contó.
Un abrazo
Woww, sí que tiene enseñanzas tu relato, Juana, una buena alegoría de lo que es la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarAy, Juana, como sentí que cayera del árbol el pajarillo, pero claro es la supervivencia y el equilibrio del ecosistema. Me ha sorprendido la cantidad de enseñanzas del cuento con la sencillez del cuento. Un abrazote
ResponderEliminarHola, Juana. Me ha hecho gracia la lógica de este pararillo que en vez de estar al calorcillo del nido quiso salir a conocer el mundo antes de tiempo.
ResponderEliminarYo añadiría como moralejas que más vale pasar hambre en nido propio que ser la cena en ajeno. Como pajarillo si el mundo quieres explorar aprende antes a volar. Es mejor ir de excursión en primavera o verano que en mitad del invierno.
Saludos y suerte.
La vida es un sin fin de aprendizaje, y bueno cada uno viene a una misión, y es el más fuerte quien prevalece...así que le tocó ser presa para salvar a otros, por pensar que ya era fuerte...nunca avisemos, ni nos adelantemos sin estar seguro de nuestro triunfo. Mucha verdad. Abrazos virtuales desde Venezuela. Suerte
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