Ahora sí, corregido para cumplir con la consigna de 250 palabras.
LA VACA ______________
Pero primero mataron el cerdo. Luego les robaron la ponedora. Un día dijeron
«viene la guerra». Madre vendió a Rosita, cocinó las gallinas y los huevos del
día, hizo algunos atados y subieron a un
barco atestado de gente. Nadie lloró. Sólo oyó: «hay que vivir».
Soñaba: Días y días sobre el mar mirando cómo el
horizonte iba comiéndose el sol, y temiendo caer en un abismo terrorífico.
Abrazaba a sus
hermanos buscando a Rosita.
Soñaba: Al llegar cortaron sus trenzas llenas de piojos.
Un día, madre
dijo,
—Tienes
trabajo. Obedece y calla.
En su eterno sueño, un hombre y una mujer fueron a buscarla.
Muy altos, muy rubios, de hablar extraño. En casa, entraron a una caja pequeña
que subía sola. Le dieron de comer, le mostraron su cama.
—Mañana
comienzas —dijo
la mujer.
Al alba sacudió
a sus patrones murmurando
—La
vaca, la vaca, ¿Dónde está la vaca?
—Pero, ¿Qué
dices?
—Hay
que ordeñar la vaca.
Una risita contenida y burlona la despertó de su largo sueño: había caído en el infierno.
(250 pbs.)
Hola, Juana.
ResponderEliminarSe dice que el purgatorio es el recuerdo constante y más doloroso sufrido, se ve que Rosita era para ella de lo más importante, y su condena es revivir una y otra vez esa pérdida. Espero que no sea eternamente. Pobre.
Disculpa, no pretendo molestarte, pero se te ha colado una m, aquí: su compañera. m, y debajo del número de palabras hay una frase repetida.
Un abrazo.
Gracias Irene, tenía que suprimir 100 palabras y salir corriendo, por lo tanto fue apurada y sin mirar. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Juana. Un relato precioso, con mucho contenido pese a la brevedad. Añoranza, exilio, pérdida... a través de los ojos de una niña que no comprende lo que pasa y debe asumir otra realidad. Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarGracias, Marta. Siempre me das ánimos. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Juana. Es muy impactante cómo has utilizado el factor entorno en tu micro, de un escenario idílico a uno que es todo lo contrario, pasando por una transición que ella percibe como un sueño. Sus emociones van cambiando con el entorno y el final deja sin palabras. Muy bien usados los elementos del microrreto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, M.A. A tiempo me di cuenta que había confundido la cantidad de palabras. Hubo que recortar mucho del entorno inicial, del pasaje y del nuevo entorno, pero algo quedó. Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola Juana! Que duro para esa niña tener que partir de su hogar y perder la vaca con la que pasaba tanto tiempo. En relato en el que el cambio de lugar produce también un cambio drástico en esa niña. Muy bien contado.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Rocío por comentar. Un abrazo
ResponderEliminarUn relato lleno de sentimiento, de esta niña que deja su casa, su familia y sus costumbres para cambiar de vida, a una totalmente distinta y sin todo lo que la hacía sentir bien, su familia y Rosita! Un abrazote!
ResponderEliminarHola, Juana, un micro que cala hondo por todo el contenido emocional; familia monoparental, la pobreza, el trabajo forzado, la guerra y la huida para "salvarse de morir" y la muerte que implacable acecha y devora...
ResponderEliminarLas almas desnudas de amor, saben refugiarse en alguien o en algo que les permita amar como desearían ser amadas, como es el caso de la niña con Rosita. Lástima que cayera en el infierno. Se puede asociar con tantas cosas, como el holocausto, las migraciones por las guerras, adopciones para explotación, en fin, no siempre son felices los finales.
Un micro muy bien elaborado, felicidades Juana.
Hola Juana, un micro cuyo contenido está lleno de emociones y no deja indiferente. Una pena que al final la niña cayese en el infierno. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarFantástico, Juana, un relato que es un muestrario de emociones, con la pobre Rosita como eje del que van pivotando en una maraña casi irreal, casi un duermevela donde realidad y sueños se funden en torno a ese sentimiento de pérdida que nunca se verá repuesto.
ResponderEliminarMe ha encantado, el punto de vista que le has dado, muy bueno.
un abrazo
Estupendo relato, Juana. Has sabido meterte muy bien en la piel de una niña que no comprende por qué han de dejar su caja, perder sus animales, huir a otro lugar para salvar la vida. Tu historia evoca muchas otras historias de tantos niños y niñas que han tenido que experimentar momentos y sensaciones similares.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué gran relato! La miseria, la pobreza, la guerra… El acierto, al menos lo que a mí más me gusta, es que veamos el mundo desde la inocencia de esa niña protagonista y narradora. Cuánta ternura y cuánto dolor al perderlo todo y emigrar sin nada a un mundo desconocido.
ResponderEliminarUn abrazo, Juana.